Estrenar televisor nuevo siempre tiene algo de momento especial. Da igual cuántas teles hayas tenido antes. Sacas la caja, quitas los plásticos, lo apoyas (o lo cuelgas), lo enciendes… y durante unos segundos te quedas mirándolo como diciendo: vale, esto promete. Con Samsung, además, esa sensación suele ser bastante real desde el primer arranque.
Ahora bien, que una tele Samsung se vea bien nada más encenderla no significa que esté funcionando como realmente puede. Ni mucho menos. De hecho, Samsung suele ser bastante conservadora con los ajustes de fábrica. Todo está pensado para gustar a todo el mundo, no para exprimir la tele al máximo desde el minuto uno.
Y aquí está la clave: hay varias opciones importantes que vienen desactivadas o a medio gas, y que en cuanto las activas la experiencia cambia más de lo que imaginas. No hablamos de calibraciones raras, ni de tocar veinte parámetros distintos, ni de saberte los menús de memoria. Son cuatro ajustes muy concretos que se activan en minutos… y listo.
Si acabas de estrenar una Samsung —da igual si es Neo QLED, QLED u OLED— esto es lo primero que yo tocaría antes incluso de poner mi serie favorita.
Cuatro ajustes imprescindibles que deberías activar ya en tu televisor Samsung
El sonido mejora mucho más de lo que crees con AI Sound Pro

Vamos a decirlo claro desde el principio: el sonido de los televisores planos nunca es su punto fuerte. Samsung no suena mal, pero viene bastante “capado” de fábrica. Todo muy correcto, muy limpio… y poco más. Por eso, uno de los primeros ajustes que merece la pena activar es AI Sound Pro.
Esta función utiliza procesamiento por IA para analizar lo que estás viendo en cada momento. Si hay diálogos, los refuerza. Si hay acción, le da más cuerpo al conjunto. No hace milagros, pero sí consigue que todo suene más claro, más presente y menos plano.
Activarlo es facilísimo. Puedes hacerlo desde los ajustes rápidos pulsando la rueda dentada del mando y cambiando el modo de sonido a Amplificar. O, si prefieres ir por el menú clásico, entras en Todos los ajustes, vas a Sonido y cambias el modo de Estándar a Amplificar. Ya está. No hay más misterio.
El cambio se nota al momento. Las voces se entienden mejor, los efectos tienen más fuerza y no tienes que estar subiendo y bajando el volumen constantemente. Si no tienes barra de sonido, este ajuste es casi obligatorio. Y si la tienes, tampoco estorba en absoluto.
El Modo Juego no es opcional si juegas (aunque sea de vez en cuando)

Si conectas una consola o juegas desde PC, aquí no hay debate. El Modo Juego hay que activarlo sí o sí. Porque no hacerlo es como comprarte un coche deportivo y circular siempre en modo eco.
El Modo Juego de Samsung reduce el input lag, optimiza la imagen para videojuegos y activa funciones clave como el VRR o las altas tasas de refresco. Sin este modo activado, la tele no está mostrando lo mejor que puede dar cuando juegas.
Para activarlo solo tienes que entrar en Ajustes, ir a Conexiones y buscar Modo Juego. Ahí puedes elegir entre dejarlo en automático o activarlo de forma permanente. Yo, sinceramente, prefiero dejarlo siempre activado, sobre todo si usas la tele bastante para jugar. Así te olvidas de si detecta o no el juego correctamente.
Una vez dentro, merece la pena echar un vistazo a la barra de juego. Ahí puedes comprobar si el VRR está activo, si estás jugando en 4K a 120 Hz y qué latencia estás teniendo. Samsung lleva años cuidando mucho este apartado y se nota, pero solo si el modo está bien configurado.
El Modo Ambiente: pequeño detalle, gran diferencia visual
Hay algo que no siempre se tiene en cuenta cuando compramos una tele: no siempre estamos viéndola. A veces está encendida de fondo, otras veces no la usamos durante horas… y ahí es donde el Modo Ambiente cobra mucho sentido.
En lugar de dejar la pantalla negra apagada, Samsung te permite convertirla en un elemento decorativo. Fondos artísticos, imágenes relajantes, diseños dinámicos… cosas que hacen que la tele no rompa visualmente el salón cuando no la estás usando.
El Modo Ambiente se encuentra fácilmente desde la pantalla de inicio, en la pestaña Ambient, justo al lado del apartado de juegos. Entras, eliges el estilo que te apetezca y listo. No hay que complicarse más.
No es lo mismo que tener un The Frame, está claro, pero funciona sorprendentemente bien y le da un toque mucho más elegante al conjunto. Es uno de esos ajustes que no parecen importantes… hasta que lo usas y ya no quieres volver atrás.
Modo Inteligente: deja que la tele piense un poco por ti

No todo el mundo quiere ponerse a tocar brillo, contraste, gamma y mil historias más. Y es totalmente comprensible. Para eso Samsung tiene el Modo Inteligente, una opción pensada para que la tele se adapte sola a las condiciones de la habitación y al contenido que estás viendo.
Este modo utiliza sensores y algoritmos de IA para ajustar la imagen según la luz ambiente, el tipo de escena y el momento del día. Para activarlo solo tienes que entrar en Todos los ajustes, ir a General y activar Modo Inteligente.
A partir de ahí, la tele hace el trabajo por ti. Ajusta brillo, contraste y nitidez de forma dinámica. Además, dentro de este modo puedes activar opciones como la imagen adaptativa o el control inteligente del volumen, que evita esos saltos molestos cuando cambias de contenido o llegan anuncios más altos de lo normal.
No es una calibración profesional, ni lo pretende. Pero para el uso diario funciona muy bien y, sobre todo, te quita preocupaciones.
Antes de acomodarte en el sofá, un último apunte
Con solo estos cuatro ajustes activados, tu televisor Samsung cambia más de lo que parece. No has gastado dinero, no has tocado nada raro y no has tenido que pelearte con menús interminables.
Son cambios sencillos, rápidos y muy efectivos que mejoran el sonido, afinan la imagen, optimizan el gaming y hasta hacen que la tele encaje mejor en el salón. Los activas una vez… y te olvidas.
Y a partir de ahí, ya sí. Sofá, mando, algo para picar y a disfrutar de tu nueva tele como se merece. Porque cuando una tele está bien ajustada, se nota. Y mucho.




