Durante un tiempo, los más frikis del cine en casa teníamos que elegir bando. O eras de HD DVD o eras de Blu-ray. No había término medio. Fue una guerra corta pero intensa, con campañas de marketing a lo bestia, grandes marcas implicadas… y un montón de películas que aún hoy muchos guardan como oro en paño.
Lo curioso de todo esto es que el HD DVD no era solo una buena idea, sino que además fue el primero en llegar. Mientras Sony y compañía se preparaban para lanzar el Blu-ray, Toshiba ya tenía lectores y películas en la calle. El formato tenía el apoyo de estudios potentes como Universal o Paramount y, durante un breve periodo de tiempo, parecía que podía ganar la batalla.
Pero al final, el Blu-ray arrasó, el HD DVD cayó… y nos quedó una de esas historias que, como la del Betamax o el LaserDisc, merecen ser recordadas con cariño. Así que hoy te contamos cómo fue todo este embrollo de cables, discos y decisiones empresariales que marcaron una era.
HD DVD: cuando llegar antes no te garantiza ganar
Para entender bien todo esto hay que ponerse en contexto: estábamos a mediados de los 2000, el DVD ya había conquistado el mundo, y la gente pedía a gritos más calidad, más definición, más cine en casa de verdad. Y ahí es donde entran en juego dos formatos de alta definición que prometían revolucionarlo todo.
Por un lado, Toshiba se sacó de la manga el HD DVD, que básicamente era un “súper DVD” con más capacidad y mejor calidad. Y ojo, que llegaron los primeros al mercado: antes de que nadie dijera “Blu-ray”, ya podías ver en tu salón pelis como Batman Begins, V de Vendetta o El Código Da Vinci en glorioso Full HD. A muchos se nos caía la baba.
El funcionamiento era parecido al Blu-ray, con láser azul y todo eso, pero la capacidad era algo menor: hasta 30 GB por disco frente a los 50 del Blu-ray. ¿La diferencia real en ese momento? Ninguna. La mayoría de pelis ocupaban 25 GB como mucho, así que lo importante no era cuánto cabía, sino qué estudio apostaba por qué formato.
Y ahí venía lo gordo: el HD DVD era más barato, tanto en reproductores como en producción de discos. Incluso Microsoft se subió al carro y lanzó un lector HD DVD para conectar a la Xbox 360. Una jugada muy top si ya tenías la consola. ¿El Blu-ray? Más caro, pero con un as en la manga: la PlayStation 3, que ya lo llevaba integrado. Y eso, con el tiempo, marcó la diferencia.
El golpe final: cuando los estudios deciden quién vive y quién muere
Durante un buen tiempo, la cosa estuvo bastante empatada. Algunos estudios apoyaban a HD DVD, otros a Blu-ray, y otros directamente sacaban pelis en los dos. Ibas a una tienda y parecía una guerra fría: estanterías divididas, ediciones distintas, y tú con cara de “¿qué demonios compro?”. Muchos terminamos con una colección mezclada y dos reproductores distintos por si acaso.
Pero todo eso se fue al traste en 2008. Warner Bros. soltó la bomba: abandonaban el HD DVD y se pasaban exclusivamente al Blu-ray. Y claro, ahí empezó el efecto dominó. Al poco tiempo, Paramount y Universal también dijeron adiós al HD DVD, y Toshiba se quedó sola… y sin contenido.
El desenlace fue rápido y sin anestesia: en febrero de 2008, Toshiba anunció oficialmente que abandonaba el formato, que dejaba de fabricar reproductores y que se acabó lo que se daba. Así, en menos de dos años desde su lanzamiento comercial, el HD DVD pasó de ser el futuro del cine en casa… a un bonito recuerdo en la estantería de los más nostálgicos.
¿Qué nos dejó el HD DVD? Más de lo que parece
Aunque perdió la guerra, el HD DVD dejó un legado bastante interesante. Para empezar, puso presión a Sony y al resto de la industria, acelerando el desarrollo y bajada de precios del Blu-ray. También fue la primera experiencia “mainstream” en vídeo Full HD físico, lo que ayudó a popularizar los televisores 1080p y los sistemas de cine en casa.
Además, algunas de sus ideas se mantuvieron. El uso del códec VC-1, por ejemplo, que se estrenó en HD DVD, se siguió usando en Blu-ray, y muchas ediciones de esa época todavía conservan ese estilo de autoría, con menús interactivos rápidos y contenidos extra innovadores.
Hoy en día, coleccionar películas en HD DVD se ha convertido en algo de nicho, casi de culto. Hay ediciones muy buscadas (como Transformers o Shrek), y algunos reproductores todavía funcionan perfectamente si te pica la nostalgia. Pero eso sí: ten claro que no es un formato para el día a día, porque la compatibilidad es muy limitada y no se siguen fabricando discos ni lectores.
Al final, lo que nos enseña esta historia es algo muy simple: en tecnología no siempre gana el mejor, sino el que consigue más apoyo. El HD DVD era una buena idea, llegó antes… pero el marketing, las alianzas y la estrategia de Sony con la PS3 acabaron con él.
Una historia corta, pero intensa
El HD DVD fue una de esas apuestas valientes que intentó cambiar la industria… y no lo consiguió. Fue más barato, más accesible y más rápido en llegar, pero eso no bastó. Hoy es una reliquia, una curiosidad tecnológica que nos recuerda que la innovación no siempre triunfa si no va acompañada del apoyo adecuado.
¿Lo bueno? Que nos dejó una época apasionante, en la que los que amábamos el cine en casa teníamos algo por lo que discutir, comparar… y, sobre todo, disfrutar. Porque al final, más allá de los formatos, lo que importaba (y sigue importando) es ver nuestras pelis favoritas con la mejor calidad posible. Y eso, amigos, no lo decide un disco, sino nuestra pasión.