Hoy os traigo una de esas tecnologías que llevan años cocinándose a fuego lento y que por fin parece estar cerca de hacerse realidad. Si nos lees a menudo en AVPasión, ya sabrás que hemos seguido muy de cerca todo lo que tiene que ver con el RGB LED de Sony: desde los primeros rumores, pasando por el Bravia Event de principios de año, hasta la reciente demostración en el IFA 2025, que por cierto, ha sido la primera vez que se ha mostrado públicamente en Europa.
Y es que yo mismo estuve en aquel Bravia Event donde Sony mencionó esta nueva retroiluminación RGB LED casi de pasada, sin muchos detalles… pero dejando claro que estaban cocinando algo grande. Desde entonces, me quedé con la espinita porque todavía no hemos podido verla en acción en ningún modelo comercial. Según nos contaron, la están afinando para lanzarla en 2026, pero en IFA 2025 ya se ha dejado ver en una demo más avanzada. Y lo que prometen no es poca cosa: una imagen tan precisa que busca acercarse a un monitor profesional de posproducción.
Lo interesante de todo esto es que no hablamos de una mejora más del MiniLED o de un giro de tuerca comercial. Sony lleva 21 años desarrollando esta idea: fue la primera marca en lanzar una tele LCD con retroiluminación LED RGB de matriz completa, y desde entonces han estado perfeccionando el control individual de cada canal de color. Según cuentan, han aprendido muchísimo sobre el comportamiento térmico, el envejecimiento y las respuestas de los LEDs de cada color, lo que les permite ahora dar este salto con una tecnología patentada de procesamiento de señal que controla de forma separada los LEDs rojos, verdes y azules.
¿Cómo funciona (de verdad) y qué cambia frente a otros MiniLED?

¿Por qué esto es diferente? Pues ya lo hemos explicado muchas veces, pero básicamente es porque el típico MiniLED usa diodos blancos agrupados en zonas, mientras que Sony apuesta por un sistema de retroiluminación densa con LEDs RGB individuales, que se pueden controlar de manera independiente. No es simplemente una cuestión de más zonas, sino de cómo se encienden y ajustan los colores básicos para formar la imagen final.
¿Y qué se consigue con esto? Pues tres cosas muy importantes:
- Más volumen de color incluso a brillo alto: normalmente, al subir el brillo, los colores se desvanecen. Con control RGB separado, los rojos siguen siendo rojos, y los verdes no se desvirtúan. En resumen: colores puros a 1000, 2000 o incluso más nits.
- Sombras más limpias y sin parches raros: como cada color se apaga por separado, las fugas de luz se minimizan, lo que mejora muchísimo los negros y las transiciones suaves en escenas oscuras.
- Menos blooming: ese halo molesto alrededor de elementos brillantes se reduce, porque la contribución de cada canal de color se puede perfilar con más precisión.
Y todo esto no lo hace solo el hardware. Sony integra esta tecnología con su procesador XR y el sistema XR Backlight Master Drive, que es el encargado de decidir en tiempo real cómo distribuir la luz y el color por cada zona y cada LED. Este procesamiento es fundamental para que el resultado final sea creíble y, sobre todo, para que no haya errores visuales como bandas o tinte en fondos planos.
Además, Sony tiene algo que muy pocas marcas pueden presumir: controla toda la cadena de creación de contenido, desde cámaras de cine hasta monitores de referencia. Como decía Daisuke Nezu, uno de los responsables de producto de Sony: “Nuestro papel es conectar la creación con el consumo. Lo que pasa en el set debe llegar intacto al salón”. Y con esta tecnología, lo que buscan es que tú veas en casa exactamente lo que vio el director o el colorista en su estudio de postproducción.
¿Es mejor que OLED? Pues depende de lo que busques
La pregunta del millón. ¿Esto viene a reemplazar al OLED? Pues no exactamente. OLED sigue siendo el rey del negro absoluto y del contraste perfecto, pero el RGB LED de Sony ofrece ventajas reales en otras áreas: más brillo sostenido, mejor comportamiento en salas muy iluminadas y, sobre todo, tamaños grandes sin problemas de degradación.
En una sala con mucha luz natural, o si ves contenido HDR a plena tarde, esta tecnología puede ser mucho más efectiva que un OLED. Y si el sistema de atenuación es tan fino como dicen, incluso en cine nocturno podría plantar cara, porque consigue mantener las sombras limpias sin sacrificar la intensidad de los picos de luz.
¿Y en videojuegos? Pues si Sony le mete HDMI 2.1, 4K a 120 Hz, VRR y ALLM, lo lógico es que esta tecnología rinda de maravilla para jugar. El alto brillo ayuda con el HDR, los colores no se lavan, y el input-lag ya es bajo en sus teles actuales. Si además los menús y HUDs no tienen blooming, podríamos estar ante uno de los mejores paneles para gaming del futuro.
Eso sí, no todo es fácil ni barato. Este sistema es carísimo de fabricar y calibrar, porque requiere alinear miles de LEDs de colores distintos, gestionar su temperatura y mantener la uniformidad a lo largo del tiempo. También consume más y necesita más electrónica, así que tiene sentido que, al menos al principio, lo veamos solo en gamas muy altas.
Un televisor que piensa como un monitor de cine
Así que ya lo sabes: RGB LED no es un Mini LED cualquiera, es una apuesta muy seria por parte de Sony para llevar la calidad de estudio a nuestros salones. Ya se ha enseñado en IFA, ya la hemos comentado en profundidad aquí en AVPasión, y todo apunta a que en 2026 llegará al mercado en gamas como la Bravia 7 II o la Bravia 9 II.
Y ojo, porque si consiguen lo que prometen —más brillo, más color, menos blooming, sombras más limpias y una imagen ajustada al milímetro—, podríamos estar ante la evolución definitiva del LCD, esa que cierra el círculo entre los creadores de contenido y quienes lo disfrutamos en casa.
Personalmente, tengo muchísimas ganas de verla funcionando. Porque sí, en el papel suena a locura… pero de las buenas.