En el mundo de los videojuegos, al igual que ocurre con cualquier otra industria cultural, hay empresas que no están del todo bien vistas, precisamente porque han tensado demasiado la cuerda y han conseguido que muchos usuarios pierdan el afecto que tenían por las mismas. Las franquicia Activision (Call of Duty) y Electronic Arts (Battlefield) son curiosamente dos de las más importantes en este aspecto, a pesar de que la primera fue comprada por Microsoft hace no mucho, pero al mismo tiempo son dos de las que más dineros ingresan por venta de videojuegos, ofreciendo éxitos uno detrás de otro.
Ahora precisamente hemos conocido de una nueva decisión que ha sido tomada por ambas empresas, y es que sabemos que las próximas entregas de las reconocidas franquicias de shooters Call of Duty y Battlefield tendrán un importante requisito, lo que hará que muchas personas se queden fuera de poder jugarlos en la versión para PC, a pesar de poder ejecutarlo si hablamos únicamente de potencia.
Call of Duty y Battlefield la lían
Vamos a ir por partes. Primeramente fue Activision la que hizo saltar todas las alarmas, y es que The Verge anunció en exclusiva que el próximo Call of Duty Black Ops 7 tendría dos requisitos importantes en su versión para ordenadores, y ambos tienen bastante que ver con la seguridad y con las trampas que hacen muchos usuarios. Más concretamente, será necesario contar con hardware compatible con el llamado Arranque Seguro, pero además necesitará contar con TPM 2.0, un requisito que te podría sonar, dado que Windows 11 también requiere contar con esto para ejecutarse.
Esto ya fue muy criticado cuando salió inicialmente, pero al poco tiempo conocimos que el recientemente anunciado Battlefield 6 tendría exactamente los mismos requisitos, lo que hizo que muchos usuarios pusieran de forma directa el grito en el cielo, dado que muchos quizá no podrían jugar a estos dos títulos, pertenecientes a sagas que son consideradas como pináculos del gaming.
El Arranque Seguro es quizá el menor de los problemas para los usuarios de Call of Duty y Battlefield. Esto es algo que por lo general suele venir activado, y muchos fabricantes no dejan desactivarlo, siendo que es más que probable que cualquier usuario lo tenga, aunque es posible que en ciertas circunstancias sea algo perjudicial tenerlo desactivado. Ahora bien, el TPM 2.0 si que puede llegar a ser un problema, y es que si bien Windows 11 también lo incluye como requisitos, y la mayoría de placas modernas lo incorporan, existen muchos usuarios con hardware de alto rendimiento que se verán obligados a cambiar su placa si es que quieren jugar a estos títulos.
Según comentan desde ambas empresas, el uso de ambas tecnologías no debería tener ningún impacto en el rendimiento de los juegos o su experiencia jugable, pero si que dejan de lado el hecho de que muchos usuarios podrían quedarse atrás debido a estas restricciones. No es algo generalizado, y lo normal es que la mayoría de usuarios con ordenadores potentes no tengan ningún problema para cumplir con estos requisitos, pero existe un sector de la demografía de ambas sagas que se queda huérfano, viéndose obligado a gastarse un dinero considerable para poder disfrutarlos cuando lleguen al mercado.
Muchos usuarios han puesto el grito en el cielo por esto, tomando las redes sociales en diferentes foros para quejarse por esta decisión, lo que quizá podría impactar en la decisión de ambas empresas. Ya ha sucedido en varias ocasiones que una empresa ha dado marcha atrás con una decisión polémica debido a la presión que ejerce el público general a través de estas plataforma, aunque en este caso estamos hablando de dos empresas al mismo tiempo, por lo que será difícil conseguir algo así.