Las salas de cine siguen desangrándose en lo que es ya el peor año histórico (a exepción del COVID19) con unas cifras que suponen una caída del 25% de los ingresos en este cierre del año 2025, especialmente notable en la venta de entradas. Además, con ello, los cines han entrado en una peligrosa espiral: intentan compensar la caída con un aumento de precio de los productos del bar, lo que lleva a que mucha gente no vaya al cine por los elevados precios de bebida y comida, lo que a su vez provoca un socavón en las cuentas, lo que de nuevo les lleva a elevar precios.
Entre el descenso de ingresos hay múltiples motivos, que iremos viendo hoy a lo largo de esta noticia, pero de lo que no me cabe duda es que estamos ante un cambio de modelo de consumo del cine y es algo que muy pero muy pocas empresas se han dado cuenta. Es más, veremos como siguen apuntando a los factores que no son los que están provocando esta sangría de ventas. Vamos a verlo desde el punto de vista del consumidor y cinéfilo empedernido, como es servidor.
Los cines miran el dedo cuando les señalan la duda, los datos de 2025 son los peores de la serie histórica

Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. No estoy diciendo que los cines sean necios, pero si han pecado de dormirse en los laureles y de una posición de poder que creían intocable…algo que, especialmente el COVID19, demostró que era un falso dogma. La gente encerrada durante meses en casa se dio cuenta que podía disfrutar del cine con una calidad igual o superior a la de las salas de cine convencionales, con la comodidad del hogar, sin gente molestando y comida al gusto. Contra eso no se puede competir…¿o si?
Bueno, luego veremos que si hay formas de competir y hay empresas que están dando en el clavo mientras que otra se aferran al modelo caduco del que antaño se vangloriaban. Como en todo fin de ciclo y cambio de paradigma, hay empresas que se adaptan bien y empresas que…acabarán cerrando. Es la ley del capitalismo.
El otro día fui a ver Avatar: Fuego y Ceniza en una sala que, sin ser una sala IMAX pionera, creía una buena sala…la calidad del sonido era pésima con un volumen bajísimo y sin graves, la calidad de imagen pasable (aunque pequeña y de peor calidad, comparada con lo que podemos montar hoy en día en casa), la gente molestando con el móvil (incluso llamaron a uno mientras se proyectaba el film) y 6.5 euros (si, no lo he puesto mal) una cocacola de polvos -rellenable, eso si-. ¿Si el cine no puede ofrecer una mejor calidad de imagen y sonido que en casa…¿qué le queda?
Cuando la calidad de imagen y audio en casa supera al 90% de cines: «Houston, tenemos un problema«

Como decía, estamos ya rebasando la calidad de sonido y de imagen de las salas de cine comerciales -y cuando se popularizen los televisores MicroLED modulares ya ni os cuento-; pero el tema es que hay algunas empresas que si se han dado cuenta y han puesto toda la carne en el asador para que la gente vaya al cine a lo grande, a ver estrenos en una calidad de imagen y sonido insuperable, como lo que ofrece la nueva sala de cine de Odeón Sambil en Madrid. Otras, ni están ni se les espera…y serán las primeras en morir.
Los datos de caida del 25% en ingresos ofrecidos por El Mundo muestran que la gente prefiere la comodidad de la casa, con una calidad que rivaliza con las salas de cine (y los que somos muy frikis, la superamos sin problemas) y eso tiene una causa: el auge del streaming, donde podemos ver cualquier cosa, al instante, con una calidad 4K Dolby Vision y Dolby Atmos por un módico precio de 10-15 euros al mes.
Algunos, como Odeón, se han dado cuenta que solo pueden competir ofreciendo calidad, calidad y más calidad, mientras que otros…bueno, en el propio El Mundo podéis leer una sugerencia de uno dueño de una sala de cine: «hay que dejar la dependencia del cine americano y apostar más por el cine español«. Desde luego, algunos se han quedado mirando el dedo y no la luna y van derechitos al matadero…sin haberlo visto venir.




