Seguro que más de una vez te has sentado en una sala IMAX pensando: “¿Esto está grabado en IMAX de verdad o es una peli normal inflada?”. Y es que esta duda es más común de lo que parece, sobre todo porque el logo de IMAX aparece en muchísimas películas… pero no todas están grabadas con cámaras IMAX reales. Algunas simplemente han pasado por un proceso llamado IMAX DMR, que intenta «convertirlas» a este formato. Entonces, ¿es lo mismo? ¿Cambia mucho la experiencia? Pues sí, cambia, y bastante.
En los últimos años, sobre todo desde la era Nolan y con pelis tipo Oppenheimer, Tenet o incluso Avengers: Infinity War, el público ha empezado a interesarse por estos temas técnicos. Y no es para menos: las cámaras IMAX son unos auténticos monstruos que graban con una calidad y un formato completamente distinto al cine convencional. Pero claro, no todo el mundo puede rodar así. Es carísimo, complejo y, en muchas ocasiones, innecesario. De ahí que muchas películas opten por no rodar en IMAX, pero sí transformarse a posteriori con la famosa tecnología DMR.
Así que si alguna vez has salido del cine pensando que te habían vendido la moto con lo del “formato IMAX”, hoy vamos a dejarlo clarísimo. Vamos a explicar qué es una película rodada en cámaras IMAX de verdad, qué es eso del DMR y, sobre todo, cómo afecta todo esto a lo que tú ves en pantalla cuando pagas una entrada de IMAX (que, por cierto, no es barata).
Rodado en IMAX vs IMAX DMR: no, no es lo mismo

La gran diferencia entre una película rodada en IMAX y una película con IMAX DMR está en cómo se captura la imagen desde el principio. Rodar en IMAX significa utilizar cámaras específicas, como la IMAX MSM 9802 o las más modernas IMAX 65mm digitales, que graban con negativos de 70 mm (15 perforaciones) o sensores de resolución altísima. Esto da como resultado una imagen con muchísimo más detalle, más color, más profundidad… y, sobre todo, una proporción de aspecto distinta.
¿Sabes ese efecto brutal de que la imagen de repente llena toda la pantalla, hasta arriba del todo, sin bandas negras? Pues eso solo pasa cuando estás viendo material grabado en cámaras IMAX nativas y proyectado en una sala IMAX con pantalla 1.43:1 (como la del Museo de la Ciencia de CosmoCaixa o el Kinépolis de Madrid con laser dual). En estas salas, una peli grabada 100% en IMAX ocupa literalmente el doble de imagen vertical que una película convencional. No estás viendo más zoom, estás viendo más película.
Por otro lado, una peli con el proceso IMAX DMR (Digital Media Remastering) no ha sido grabada en cámaras IMAX, sino en cámaras estándar (tipo ARRI Alexa, RED, Panavision, etc.). Lo que hacen en IMAX es pasar ese material por un tratamiento digital en postproducción para reducir el grano, subir la nitidez, mejorar el color y reformatear el encuadre a 1.90:1 o 1.78:1, dependiendo de la sala. En resumen: te mejoran la imagen y la hacen más grande, pero no es lo mismo que si hubiera sido capturada en origen con cámaras IMAX.
Un ejemplo muy claro: Dune (la primera parte) no está rodada en cámaras IMAX, aunque se ve de escándalo. Su imagen fue remasterizada con DMR para salas IMAX. En cambio, Oppenheimer sí se rodó en IMAX 70 mm real, y cuando ves esa peli en una sala compatible, la experiencia visual es completamente distinta. Hay una brutal diferencia de escala, detalle y profundidad de campo.

Pero ojo, que tampoco hay que despreciar las películas DMR. Algunas se ven espectacularmente bien, y si se ha hecho un buen trabajo de remasterizado, la diferencia con la versión de cine normal es muy notable. Lo que pasa es que el marketing muchas veces mete todo en el mismo saco, y eso puede confundir. Ver un cartel con el logo IMAX no significa automáticamente que estés ante una peli grabada en IMAX nativo.
Otra cosa importante a tener en cuenta es el aspect ratio, o la proporción de imagen. Muchas películas comerciales, aunque usen DMR, te ofrecen un poco más de imagen vertical al ampliar el encuadre a 1.90:1. Y eso ya da una sensación de inmersión mayor que la típica 2.39:1 con bandas negras arriba y abajo. Pero si eres cinéfilo exigente y quieres la experiencia “full”, las películas grabadas en cámaras IMAX reales te van a volar la cabeza.
Y por si te lo preguntas: sí, hay una lista muy clara de directores que apuestan por grabar con cámaras IMAX reales. Christopher Nolan es el abanderado, pero también lo han hecho los hermanos Russo en Vengadores: Infinity War y Endgame, Tom Cruise con Misión Imposible: Fallout, Zack Snyder con partes de Batman v Superman, y Denis Villeneuve con algunas secuencias específicas de Dune: Parte 2. Y sí, hay catálogos oficiales donde puedes ver qué partes de cada peli están grabadas en qué formato, para saber exactamente qué vas a ver en pantalla.
Entonces… ¿merece la pena pagar por IMAX?
Pues como siempre: depende. Si vas a ver una película rodada 100% en cámaras IMAX, como Oppenheimer, Dunkerque o Top Gun: Maverick (en parte), la respuesta es sí rotundo. En esos casos, la diferencia visual es abismal, especialmente si vas a una sala IMAX real con proyector láser 4K o 70 mm. Es otro rollo.

Si la película no está rodada en IMAX pero ha sido remasterizada con DMR, también puede merecer la pena… si la sala acompaña. Pero ahí ya la diferencia no es tan radical como para justificar los 2-3 euros extra que cuesta la entrada. Y si vas a un cine “IMAX digital” que simplemente tiene un proyector doble y pantalla más grande (pero no es 1.43:1), la experiencia mejora, pero no al nivel de una grabación nativa.
Lo que sí está claro es que cada vez más directores están apostando por el formato IMAX, y eso es una noticia buenísima para los que amamos el cine en pantalla grande. Porque al final, más allá del marketing, lo que importa es que la imagen te envuelva, te impresione y te meta dentro de la historia. Y ahí es donde las cámaras IMAX, las de verdad, siguen siendo el santo grial de la experiencia cinematográfica.
¿Quieres una experiencia visual que realmente te deje con la boca abierta? Busca las películas rodadas en IMAX de verdad. Si solo ves el logo y pone “IMAX DMR”, sabrás que sí, mejora lo original, pero no llega al nivel top. En cualquier caso, ahora ya sabes qué estás viendo exactamente cuando pagas esa entrada IMAX. Y eso, en estos tiempos de marketing sin frenos, ya es todo un logro.




