Si eres de los que ha montado un cine en casa o simplemente te estás planteando dar el salto al sonido envolvente de verdad, hay dos palabras que vas a escuchar por todos lados: Dolby Atmos y DTS:X. Y claro, te preguntarás: «¿Y cuál es mejor para mí?», o «¿En qué se diferencian realmente si ambos prometen sonido envolvente de otro planeta?» Pues bien, prepárate una bebida, ponte cómodo, porque aquí vamos a contártelo con pelos y señales. Nada de tecnicismos aburridos (bueno, alguno caerá, pero lo explicamos fácil.
Lo primero es entender que tanto Dolby Atmos como DTS:X son formatos de audio espacial. ¿Eso qué significa? Básicamente, que ya no se trabaja con canales fijos (como el típico 5.1 de toda la vida), sino con objetos de sonido que se mueven en un espacio tridimensional. Como si cada efecto sonoro fuera un dron que el ingeniero de sonido puede mover por donde le dé la gana. Esto crea una sensación de inmersión brutal, donde los sonidos no sólo vienen de delante, detrás o los lados, sino también de arriba. Sí, el helicóptero pasa por encima de ti, literal.
Ahora bien, aunque los dos formatos hacen cosas parecidas, no lo hacen de la misma manera. Hay diferencias clave en cómo codifican el sonido, cómo manejan los altavoces, la flexibilidad de instalación y, sobre todo, en la cantidad de contenido que puedes encontrar en uno u otro. Así que vamos a desgranar todo esto punto por punto, sin filtros y con muchas negritas para que no te pierdas.
Diferencias entre Dolby Atmos y DTS:X
Codificación y compresión
Dolby Atmos utiliza dos tipos principales de codificación: Dolby TrueHD, que es sin pérdida (lossless), y Dolby Digital Plus, que es con pérdida (lossy). Para que te hagas una idea:
- Dolby Digital Plus llega hasta 1.5 Mbps en Blu-ray y hasta 768 kbps en streaming.
- Dolby TrueHD puede alcanzar 18 Mbps, ideal para los más exigentes con el oído.
Este formato usa una técnica llamada Joint Object Coding (JOC), que básicamente reduce el peso del audio sin sacrificar demasiado la calidad espacial. Es la forma en que Netflix o Disney+ pueden ofrecer Atmos sin petarte la conexión.
DTS:X, por su parte, codifica con DTS-HD Master Audio (lossless) o DTS Core (lossy):
- Su tope de calidad llega hasta los 24.5 Mbps, lo que es una barbaridad.
- Además, usa un sistema de bitrate adaptativo, lo que lo hace muy eficiente para gestionar el audio basado en objetos.
En resumen: Dolby Atmos está más optimizado para streaming, mientras que DTS:X saca músculo en discos Blu-ray y setups de alto nivel.
Manejo de objetos y flexibilidad de altavoces
Aquí es donde empieza la guerra de verdad.
- Dolby Atmos puede manejar hasta 128 objetos de sonido y asignarlos a un máximo de 64 altavoces discretos en configuraciones profesionales. Pero ojo, para casa, necesitas como mínimo una configuración 5.1.2 (es decir, dos altavoces en el techo o simulados).
- DTS:X no impone un límite estricto de objetos y funciona con hasta 32 altavoces en sistemas domésticos. No te exige una disposición específica de altavoces, lo cual es una bendición si tu salón no es una sala de cine perfecta.
Además, DTS:X usa algo llamado Neural Mapping, que reposiciona el sonido inteligentemente según tu setup. Si no tienes altavoces en el techo, te lo simula bastante bien. Flexibilidad total.
Procesamiento y remapeo de altavoces
- Dolby Atmos necesita que tengas una disposición fija de altavoces. Usa algo llamado panning vectorial, que mueve el sonido por el espacio con precisión, y un sistema llamado Dolby Surround Upmixer, que convierte audio «normal» en Atmos.
- DTS:X, en cambio, usa remapeo adaptativo de altavoces. Con su DTS Neural:X Upmixer, convierte contenido que no es DTS:X en una experiencia envolvente bastante decente. Y sí, permite configuraciones más «libres» sin perder demasiado efecto.
Calidad de audio: profundidad de bits y muestreo
Ambos formatos admiten audio de hasta 24 bits/96 kHz, aunque DTS:X en ciertos casos llega a los 192 kHz. Es decir, en teoría, DTS:X puede sonar más detallado, pero necesitarás un buen equipo para notarlo.
Procesamiento psicoacústico y control de volumen
- Dolby Atmos aplica normalización de volumen y diálogo, para que no tengas que estar subiendo y bajando el volumen cada dos por tres.
- DTS:X permite ajustar el volumen del diálogo de forma independiente, lo cual es un puntazo si las explosiones tapan las voces en tu peli favorita.
¿Cuál deberías elegir para tu cine en casa?
Si tienes un salón pequeño o mediano y ves sobre todo contenido en streaming (Netflix, Disney+, Apple TV+), lo más fácil y práctico es apostar por Dolby Atmos. Tiene más soporte en contenido y dispositivos. Punto.
Ahora bien, si eres un sibarita del sonido, tienes Blu-rays a patadas y te gusta tener control sobre dónde pones cada altavoz, DTS:X te va a dar más juego. Especialmente si tu sala es poco convencional y no puedes seguir las reglas fijas de Dolby.
Y si puedes tener los dos formatos en tu receptor AV o soundbar… ¡mejor que mejor!
El futuro: Dolby Atmos en la música y nuevos formatos
Esto no termina en las pelis. Desde hace un par de años, Dolby Atmos está entrando en la música con fuerza. Plataformas como Apple Music y Tidal ofrecen álbumes en Atmos, y la experiencia es flipante. Sientes que estás en medio de la orquesta, del grupo o incluso dentro del estudio.
DTS:X también está probando suerte en música, pero va más lento. Además, están apareciendo nuevos formatos como:
- Dolby AC-4: pensado para streaming con mejor compresión.
- MPEG-H 3D Audio: usado en Corea y Brasil, muy versátil.
- Eclipsa Audio (IAMF): el nuevo niño bonito de Google y Samsung, ¡y encima gratis!
- Sony 360 Reality Audio: muy potente para música, basado en MPEG-H.
- Interfaces de 4 canales como el Volt 4 de Universal Audio: pensados para creadores de contenido inmersivo.
Tanto Dolby Atmos como DTS:X están redefiniendo lo que significa tener un sonido envolvente en casa. Dolby tiene ventaja en contenido y compatibilidad, pero DTS:X brilla con su libertad de configuración y calidad de audio.
¿Nuestra recomendación? Si puedes, elige un equipo que soporte ambos. Así podrás disfrutar de todo lo que te ofrece el cine, la música, y quién sabe, tal vez algún día, hasta los videojuegos en 3D con sonido que te vuela la cabeza. Y recuerda: da igual lo bueno que sea el formato si tus altavoces están mal colocados o si lo escuchas todo con el volumen al 2. ¡Sube el volumen, apaga las luces y disfruta del viaje sonoro!