A ver, seamos sinceros: todos hemos pasado por ese momento en el que acabamos de montar nuestro flamante sistema de sonido, encendemos una peli o un temazo, y… el subwoofer parece estar peleado con la habitación. No se escucha como esperábamos. O suena flojo, o hay zonas donde no se oye nada, o lo que es peor: tiembla toda la casa y tu vecino empieza a golpear el techo. Sí, lo sabemos. Nos ha pasado a todos.
Muchas guías por ahí te dirán que “el subwoofer debe ir delante, a la izquierda o derecha del altavoz principal”. Pero lo cierto es que no existe una única posición mágica. Cada sala es un mundo y, aunque el subwoofer sea un altavoz «omnidireccional» (es decir, que lanza sonido en todas las direcciones), su colocación afecta —y mucho— al resultado final. Así que vamos a dejar las reglas rígidas y te voy a contar una forma realista y fácil para saber dónde ponerlo y disfrutar de unos buenos graves sin poner en riesgo tu relación con los vecinos.
Y ojo, que lo ideal sería medir la acústica de la sala con micrófonos y programas especializados. Pero seamos realistas: la mayoría no tenemos ni ganas ni tiempo para meternos en eso. Por suerte, hay métodos mucho más caseros que funcionan de maravilla y hoy te los voy a contar de forma clara y directa. Así que si estás montando tu cine en casa o simplemente quieres que los bajos suenen como deben, sigue leyendo.
El método del “subwoofer crawl” y otros trucos que funcionan de verdad
Vamos al grano: la forma más sencilla y efectiva de saber dónde colocar tu subwoofer se llama «subwoofer crawl», o lo que es lo mismo, arrastrarte por el suelo como un ninja del sonido. Pero tranquilo, no es tan ridículo como suena. Aquí va paso a paso:
- Coloca el subwoofer en el lugar donde tú te sientas normalmente a ver pelis o escuchar música. Sí, ahí mismo. Donde estaría tu trasero, ahora va el sub. Ponlo de lado si hace falta, pero asegúrate de no tapar el puerto o el driver.
- Desconecta los demás altavoces si tienes un home cinema tradicional. La idea es escuchar solo los bajos. Si usas una barra de sonido y no puedes apagarla, tápala con mantas o reubícala un poco. Otra opción es reproducir una pista de prueba con solo frecuencias bajas (hay muchísimas en YouTube).
- Sube el volumen y elige una canción con bajos potentes que conozcas bien. Y ahora sí: ponte a recorrer la sala. Agáchate, muévete por las esquinas, detrás del sofá, al lado del mueble de la tele… vas buscando ese punto donde el bajo suene claro, potente y no “retumbe” como si vivieras en una cueva.
- Cuando encuentres uno o varios puntos que suenan bien, elige el que más te convenga estéticamente o por espacio. No hay problema en poner el sub junto al sofá, en una esquina, o incluso debajo de ciertos muebles, siempre que dejes espacio para que respire (¡mínimo 3 cm de separación si va bajo un sofá, por ejemplo!).
Un punto clave: asegúrate de que el driver apunte hacia ti y que el puerto tenga espacio libre. Si el sub es de los que disparan el sonido hacia abajo, lo importante es que esté bien ventilado por debajo y no sobre una superficie que lo ahogue.
Y sí, puedes poner cosas encima del sub, pero te lo desaconsejo totalmente. Las vibraciones lo van a hacer temblar como una lavadora vieja y eso no ayuda a nadie. Además, si vives en un piso con suelos de madera, ten en cuenta que el sonido viaja como por una autopista hacia los vecinos. En ese caso, usa alfombras o, mejor aún, plataformas de aislamiento. Las hay de todo tipo y funcionan de maravilla.
Consejos extra si vives en un piso o tienes vecinos sensibles
Ahora bien, si como yo vives en un edificio con vecinos que escuchan hasta cuando respiras, aquí van un par de trucos que te van a salvar el pellejo:
- Acerca el subwoofer al sofá. Cuanto más cerca esté de ti, menos volumen necesitas para sentir el golpe de los bajos. Esto reduce la vibración general de la habitación y también el “efecto terremoto” en las paredes.
- Aísla bien el subwoofer del suelo, sobre todo si dispara hacia abajo. Las almohadillas de goma o los pies de aislamiento (como los de SVS) hacen maravillas. También puedes usar plataformas especiales que absorben vibraciones. Tus vecinos te lo agradecerán… aunque no te lo digan.
- Si tienes más presupuesto y quieres una experiencia uniforme en toda la sala, considera añadir un segundo subwoofer. Sí, suena a locura, pero es una solución muy común en salas grandes. Colócalos en esquinas opuestas o a mitad de pared, y conseguirás una respuesta de bajos mucho más equilibrada.
Y por último, cuando ya tengas todo en su sitio, usa el sistema de calibración automática de tu amplificador o barra de sonido. Eso ajustará todo de forma más precisa y te asegurará que lo que escuchas es lo más fiel posible a como fue pensado por quien mezcló la música o la peli.
En resumen, no hay una única regla mágica para colocar un subwoofer. Lo importante es probar, escuchar y adaptar a tu espacio y estilo de vida. Con un poco de paciencia y estos trucos, vas a poder disfrutar de unos bajos que te hagan vibrar sin tirar abajo la casa.
