A todos nos encanta una buena maratón de series, o esa noche de peli con palomitas… pero claro, luego llega la factura: ojos secos, cansados y a veces dolor de cabeza. No falla. Al principio pensé que era cosa mía, pero hablando con amigos me di cuenta de que a todos nos pasa, y más si estamos a oscuras con la tele a tope de brillo.
Desde que tengo mi LG OLED, que es un caramelito en cuanto a calidad de imagen, me propuse buscar ajustes que mantuvieran la espectacularidad, pero sin destrozarme la vista. Porque sí, está muy bien ver esos negros perfectos y colores brutales, pero si luego terminas viendo “lucecitas” al cerrar los ojos… mal vamos.
La buena noticia es que muchas de estas opciones ya están ahí, en el menú del televisor, esperándote para activarlas. Solo hace falta dedicar un ratito a trastear. Así que aquí te cuento los ajustes que uso yo, con los que me puedo ver una temporada entera sin acabar como un búho desvelado.
Los mejores ajustes para cuidar tu vista con un televisor OLED
Activar el Modo cuidado de los ojos en los LG OLED
Este es el primero que toqué cuando estrené la tele. En el menú lo encuentras como Eye Comfort Mode o Modo cuidado de los ojos. Básicamente, reduce la luz azul y ajusta la temperatura de color dependiendo de la hora. Por el día la imagen es más neutra, y cuando cae la noche se calienta un poquito, para que no te dé en la cara ese blanco frío que parece un foco de quirófano.
Lo bueno es que no destroza la imagen. He probado otros modos “protectores” que ponen todo amarillo, y dan ganas de apagarlos a los 5 minutos. Aquí no: la imagen sigue viéndose natural y bonita, solo un poco más amable para los ojos. Yo lo tengo siempre encendido y ni me preocupo, el televisor hace el trabajo solo.
Jugar con el Brillo y el Contraste (sin pasarse)
Error de principiante: dejar brillo y contraste al 100% porque “se ve más espectacular”. Sí, espectacular… para quedarte medio cegato a la hora y media. Sobre todo si ves la tele en una habitación oscura, el brillo alto es como mirar un faro: te impresiona al principio, pero luego es un suplicio.
Mi receta: brillo entre 35 y 45, y contraste lo suficiente para que no se “quemen” los blancos. Lo notas sobre todo en escenas muy luminosas: ya no te dejan la marca en la retina. Para mí, este cambio fue de los que más redujo la fatiga visual, y además hace que las pelis nocturnas sean mucho más disfrutables.
Reducir la luz azul
Aunque el Modo Cuidado de los Ojos ya lo hace por su cuenta, a mí me gusta tener un “plan B” rápido. En los ajustes de imagen de LG tienes la opción de Reducir luz azul, que básicamente es un interruptor: o encendido o apagado. No hay niveles ni porcentajes, así que es todo o nada.
Yo lo uso sobre todo para las sesiones nocturnas largas, esas de “un capítulo más y me voy a dormir” que acaban en tres capítulos más. Cuando lo activas, la imagen se vuelve más cálida y agradable, y te quita ese blanco frío que puede ser molesto de noche. No es algo que deje siempre puesto, pero cuando lo enciendo se nota que la vista sufre bastante menos.
Usar el sensor de luz ambiental
Esta es una función que mucha gente ignora, y cuando la activas dices: “¿Por qué no lo hice antes?”. El sensor detecta la luz que hay en la habitación y ajusta el brillo automáticamente. Si apagas las luces, baja para que no te deslumbre; si enciendes o entra luz del día, sube para que no se vea apagado.
A mí me viene genial porque me ahorro estar tocando el brillo cada dos por tres. Además, ayuda a que el panel OLED no trabaje siempre al máximo, lo que de paso prolonga su vida. Es de esos ajustes “pon y olvida” que hacen la experiencia más cómoda sin que tengas que pensar en ello.
Pausas y parpadeo consciente
Aquí no hay ajuste mágico: hay que acordarse de parpadear. Cuando estamos metidos en una serie, se nos olvida, y eso seca los ojos una barbaridad. También es clave hacer pequeñas pausas: cada hora, levántate, mira algo a lo lejos y deja que los ojos respiren.
Suena a consejo de abuela, pero funciona. Y cuando combinas esto con los ajustes anteriores, la experiencia es otra: puedes disfrutar del OLED con todo su contraste infinito, pero sin que tus retinas se quejen al terminar.
Con estos trucos, puedo tirarme horas viendo la tele sin acabar con la vista como si hubiera salido de un túnel de discoteca. Porque sí, se puede tener lo mejor de los dos mundos: imagen brutal y ojos descansados. Solo es cuestión de configurar bien el televisor… y de cuidarte un poco.