Vale, lo voy a decir claro porque últimamente me lo preguntan muchísimo. Y no solo en redes o comentarios: hasta mis colegas y mi familia me lo han preguntado. “¿Hay algún proyector que tenga los mismos negros que un OLED?” Pues siento romper la ilusión, pero la respuesta corta es no… o al menos no como te imaginas. Eso sí, no cierres esta pestaña todavía, porque hay matices, y de los gordos.
Lo que pasa es que cuando uno viene de un OLED y se plantea pasarse a la proyección para montarse un cine en casa, el primer chasco viene en las escenas oscuras. El típico fondo totalmente negro en una peli de terror o un plano nocturno de ciencia ficción… en OLED es una pasada: píxel apagado, negro total. En un proyector, por muy pepino que sea, eso se convierte en un gris más o menos oscuro, y eso se nota.
¿Y por qué ocurre esto? Pues porque la tele OLED es emisiva (cada píxel se enciende o apaga), y el proyector es reflectivo: lanza luz que rebota en la pantalla… y también en el techo, las paredes, los muebles. Y toda esa luz “extra” se acaba metiendo en la imagen.
Es decir, aunque el proyector tenga un contraste nativo de 80.000:1 o más, siempre va a haber algo de “luz parásita” que te sube el famoso black floor (nivel de negro). Pero no todo está perdido, ni mucho menos. Porque si usas un buen proyector, en una buena sala, con una pantalla adecuada, te puedes quedar muy, muy cerca de esa magia que tiene el OLED en escenas oscuras. Yo he visto configuraciones que te hacen dudar de si es proyector o tele. Ahora vamos con los detalles.
Entonces… ¿puede un proyector igualar el negro del OLED?
La clave de todo está en esto: emisivo vs reflectivo. Un OLED puede apagar cada subpíxel, así que el negro que ves no es un color, es la ausencia total de luz. Por eso da esa sensación de profundidad brutal. Un proyector, por muy bueno que sea, siempre necesita emitir luz para formar imagen, y esa luz no se queda solo en la pantalla: rebota por todos lados. Y sí, incluso aunque tengas una pantalla ALR (Ambient Light Rejection) o pongas el brillo al mínimo, algo de esa luz volverá a ti.
Aquí entra en juego un factor que muchos olvidan: la sala. Si de verdad te obsesionan los negros, la primera inversión no debería ser el proyector… sino pintar paredes y techo de negro mate. Nada de estores blancos, muebles lacados ni techos crema. Si tu sala es “normal”, como la del 90% de la gente, vas a tener reflejos y el negro se va al garete. Ahora, si tienes una bat-cueva bien hecha, puedes sacar el máximo jugo a lo que el proyector da.
Y aquí es donde brillan los JVC D-ILA, que usan tecnología LCoS. Estos proyectores (como los NZ7, NZ8 o NZ9) tienen un contraste nativo altísimo y, además, control dinámico del láser que ajusta la luz en tiempo real. El resultado es una sombra limpia, con detalle y sin ese “velo gris” que mata la imagen. En salas bien tratadas, estos proyectores logran negros que no son OLED, pero que te los crees. Te metes en la peli y se te olvida que estás viendo algo reflectivo.
¿Hay algo mejor? Sí, el Christie Eclipse. Este es un unicornio: un proyector profesional con láser RGB y control de luz píxel a píxel. Es lo más cerca que existe al negro OLED en proyección, pero cuesta cientos de miles de euros y no es para uso doméstico. Es como decir que existe un coche que corre más que un Fórmula 1… pero solo lo puedes conducir en un túnel privado de Dubai. Así que no lo cuentes como opción realista, pero es bueno saber que la tecnología sí puede llegar ahí.
Y si no tengo una sala perfecta… ¿qué me compro?
Aquí viene la parte práctica. Si tienes una sala dedicada, te lo digo sin rodeos: ve a por JVC D-ILA. Aunque te parezcan caros, son los únicos que se acercan a esa sensación de negro profundo tipo OLED. Además, tienen un HDR dinámico espectacular y una imagen muy cinematográfica. También puedes mirar algún Sony SXRD, pero a mi parecer, en los últimos años JVC les ha pasado por la derecha en contraste y mapeo de tonos.
Ahora, si vas a usar el proyector en un salón con algo de luz ambiente, la cosa cambia. Aquí necesitas brillo, nitidez y una buena pantalla ALR, y tienes que asumir que los negros no serán lo tuyo. En este caso, un buen DLP o UST, puede darte una experiencia potente, siempre que sepas lo que sacrificas en sombra. No es mejor ni peor: es diferente.
Y si quieres apurar más aún los negros en tu proyector actual, apunta esto:
- Sala muy oscura: pinta techo y pared frontal de negro mate.
- Pantalla gris o ALR: te ayuda a bajar el negro percibido (aunque pierdas brillo).
- No te pases de pulgadas: cuanto más grande la imagen, más luz necesitas.
- Ajusta bien el brillo, el gamma y el mapeo HDR: parece obvio, pero mucha gente lo deja todo en automático.
El resumen, sin rodeos
- No, ningún proyector doméstico iguala el negro de un OLED. Es física: uno emite luz, el otro la refleja.
- Sí, puedes acercarte mucho con JVC D-ILA y una buena sala. En cine oscuro, flipas.
- El Christie Eclipse roza el OLED… pero no es para casa.
- La sala manda. Sin tratamiento, da igual cuántos ceros tenga el contraste.
- No te fíes solo de las specs. La experiencia real depende del conjunto.
En mi caso, si algún día monto mi cine en una bat-cueva, tengo claro que me tiro de cabeza a por un JVC. Pero mientras tanto, en el salón de casa, el OLED sigue siendo imbatible en negros y comodidad.
