El cine cuenta con cientos de variantes, de ahí que sea una afición para todos los públicos. Todos podemos encontrar nuestro pequeño refugio en diferentes series y películas, ya sean superproducciones de Hollywood o producciones un poco más pequeñas como, por ejemplo, ‘Buena chica‘, un drama que ha conseguido tener un hueco en el mundo del cine independiente, algo que cada vez parece más difícil de conseguir.
India Donaldson ha conseguido uno de los debuts más interesantes de los últimos años ya que ha conseguido crear una historia del paso de la adolescencia a la adultez de una niña acompañada por su padre.
Ahora bien, ¿qué nos cuenta ‘Buena chica‘? ¿Qué es lo que hace que sea tan especial esta ópera prima de India Donaldson?
‘Buena chica’, el drama independiente de India Donaldson
Durante un fin de semana aparentemente anodino, Sam (Lily Collias), una joven de 17 años, se lanza a la carretera con una mochila ligera y un peso emocional considerable. El destino son los bosques de los Catskills; la compañía, su padre Chris (Le Gros) y Matt (McCarthy), un viejo amigo que arrastra con él demasiados recuerdos sin resolver. El viaje promete naturaleza y silencio, pero pronto revela que lo verdaderamente salvaje no está en el paisaje.
Entre senderos y noches compartidas, los dos hombres reactivan una dinámica de choque frontal. Viejos reproches emergen sin filtro, heridas mal cerradas que se reabren al calor de la convivencia forzada. Las palabras, primero irónicas, luego ásperas, transforman la excursión en un campo minado emocional.
Sam observa, escucha e intenta mediar. Su papel no es el de la protagonista del conflicto, sino el de quien intenta sostener un equilibrio imposible. En ese intento, se enfrenta a las limitaciones emocionales de su padre, a su incapacidad para comunicar sin atacar, para escuchar sin defenderse. Cada gesto, cada silencio, le devuelve una imagen más compleja, y más humana, de quien hasta ahora había sido solo una figura de autoridad.
Cuando se cruzan líneas y se traicionan confianzas, la tensión alcanza su punto de ruptura. El viaje deja de ser un desplazamiento físico para convertirse en un rito de paso íntimo y doloroso. Sam atraviesa ese momento universal en el que el vínculo paterno se pone a prueba y, al hacerlo, ya no puede volver a ser el mismo. Una historia contenida, austera, donde el conflicto no necesita grandes artificios para dejar cicatriz.
Donaldson ancla su relato y su puesta en escena en referentes perfectamente reconocibles. Se percibe la huella de Kelly Reichardt y de su Old Joy, aquella lúcida exploración de las dinámicas masculinas en un entorno natural que funcionaba como espejo emocional.
También resuena el cine de Debra Granik, especialmente en su manera de utilizar los espacios rurales como territorio íntimo desde el que observar, sin subrayados, las complejas relaciones entre padres e hijas.
Dónde ver esta apuesta del cine indie

Lily Collias brilla con fuerza en un papel que se siente, con justicia, como una auténtica revelación. A su lado, James Le Gros reafirma su estatus de actor de culto, encarnando de nuevo a un personaje áspero, complejo y poco complaciente, de esos que incomodan tanto como fascinan. La química entre ambos sostiene el peso emocional del relato sin necesidad de artificios.
Durante sus noventa minutos, la película avanza con paso firme y sin desviaciones, fiel a una narrativa contenida y directa. Sin embargo, es en los márgenes donde surgen los verdaderos hallazgos emocionales. Un debut sólido y honesto que apunta al nacimiento de una voz prometedora dentro del cine independiente.
Por el momento, la película está disponible en Movistar Plus+ en formato de alquiler, aunque no dudamos de que dentro de poco podamos encontrar la película disponible directamente con la suscripción.




