El mundo del anime hace unos años era un nicho claro, y es que no muchos usuarios consumían este contenido más allá de grandes series como Dragon Ball o Naruto, pero hoy en día tenemos un caso bastante diferente. Para ejemplo tenemos el reciente estreno de Guardianes de la noche: Kimetsu no Yaiba – La fortaleza infinita, una película que más allá de su título casi infinito, ha conseguido ser un gran éxito con su llegada a cines, a pesar de que por ahora no tenemos los datos completos sobre su taquilla a nivel mundial.
Más concretamente, ha conseguido batir un par de récords de taquilla en Estados Unidos, uno de los cuales llevaba dos décadas sin ser superado, lo que ha dejado a muchos usuario preguntándose si merece la pena, y la verdad es que este caso es bastante particular, destacando por ser el inicio del final de la obra original, y más concretamente la primera de una trilogía de películas que promete contar con bastantes apoyos por parte de los fans.
Yo ya he podido ver esta película de Kimetsu no Yaibai, y no solo me voy a quedar en recomendarte que la veas en cines, sino que te daré mi total opinión sobre esta película que parece estar en boca de todos ahora mismo.
Kimetsu no Yaiba vuelve a hacerlo
Francamente mi opinión está algo fragmentada. Como adaptación directa del manga original es realmente más que interesante, y es que logran mantenerse fieles al material de origen al mismo tiempo que introducen pequeños elementos que hacen evolucionar a una obra que en general se puede sentir aguada, pero la verdad es que donde más destaca es en sus factoría técnica, algo esperable de Ufotable (estudio encargado de esta película y de la serie), pero que en este caso se lleva a un punto más destacable gracias a probablemente contar con un presupuesto mucho mayor.
Las escenas de acción están maravillosamente animadas, destacando no solo por su fluidez, sino por estar realmente bien pensadas en cuanto a su coreografía. Son divertidas y entretenidas, y aunque palidecen un poco por un ritmo algo atropellado debido a elementos de trama que entorpecen el ritmo, igualmente logran brillar con luz propia a cada momento. En este caso concreto, podríamos decir que tenemos tres grandes peleas, y todas ellas han conseguido destacar, adaptándose de una forma más que brillante respecto al mediocre trabajo que vemos en el manga.
Ahora bien, volviendo al tema de su problema de ritmo, creo que esta es una de las principales razones por las que no es una película perfecta ni mucho menos. Aunque en la mayoría de situaciones el contexto es apreciado e interesante, la realidad es que no se siente orgánico, llegando a situaciones en las que es frustrante estar disfrutando de un momento intenso para que la trama decida que es buen momento para situar un flash-back que dura media hora. No solo no es práctico, sino que es contraproducente en ciertos casos, llevando a que tenga un ritmo algo atropellado.
A pesar de esto, quiero destacar que la trama general está a la altura de las circunstancias. Es una obra simplista, cuya narrativa está sujeta a los elementos de acción, y en este sentido cumple bastante, consiguiendo incluso entregar momentos dramáticos sorprendentemente emotivos e intensos, pero el problema resulta ser la implementación de los mismos, y no tanto su concepción.
Asimismo, es importante volver a destacar que su factoría técnica es de lo más destacable de la misma, contando con un dibujo y animación que se sitúa claramente a la vanguardia en este sentido, mezclando la animación en 2D tradicional con elementos en 3D generados por ordenador, que a diferencia de lo que ocurre en otros muchos animes, casa bastante bien en general, en parte por la calidad general de la película y por el gran trabajo que han hecho los responsables de esta película de Kimetsu no Yaiba, algo de lo que ya habíamos tenido adelantos en las pasadas temporadas del anime.
En términos generales, el anime conocido como Kimetsu no Yaiba, Demon Slayer o Guardianes de la noche ha ofrecido una película que está a la altura de las circunstancias, destacando como el gran inicio que está trilogía de cintas se merece para situarse como un verdadero referente en lo que se refiere al cine de animación japonés, el cual ha estado monopolizado a nivel occidental por ciertos estudios concretos.