¿Te imaginas poder ver Black Panther o Harry Potter en tu salón y sentir casi la misma magia que en una sala de cine a oscuras? Pues esa es la promesa con la que LG llegó a Los Ángeles en su segundo LG OLED Hollywood Roadshow y, ¡spoiler!: no se quedaron cortos. Durante unos días, coloristas, directores de fotografía y curiosos del mundillo se dieron cita en Picture Shop, un estudio de postproducción bien plantado en Sunset Boulevard, para trastear con la nueva LG OLED G5 y comprobar si de verdad se sostiene eso de que “la luz del salón ya no estropea la película”.
Lo primero que salta a la vista (nunca mejor dicho) es que LG se ha propuesto acabar con los tópicos. Siempre se ha dicho que “las OLED son para verlas en penumbra”, pero esta generación viene con picos de brillo que triplican a los modelos OLED “de toda la vida” y, además, mantienen esos negros que te tragas con gusto porque, oficialmente, son negros perfectos —ni un “halo” grisáceo, ni un reflejo molesto—, algo certificado por UL Solutions. Así lo recalcaba la mismísima directora de fotografía Rachel Morrison (“Mudbound”, “Black Panther”), soltando que “hay matices de negro que son puro personaje en pantalla”.
Y antes de que alguien levante la ceja preguntándose si tanta floritura se nota en una casa llena de ventanas, entra en juego el nuevo truco de magia: Ambient Light Compensation. LG, hombro con hombro con coloristas de Hollywood como John Daro y el consultor técnico Michael Smith, le ha enseñado a la tele a “leer” la luz de la habitación y ajustar brillo, tono y color al vuelo. Daro lo pone clarito: “Que salga el sol o que sea de noche no debería obligar a bajar persianas”.
Con sensores midiendo los lux del salón y una curva de tonos afinada desde una base de 5 nits en absoluta oscuridad, la tele corrige la imagen para que el director siga mandando, y no la bombilla.
LG OLED y Hollywood: la pareja más inesperada (y necesaria) para tu salón
Vamos al lío, porque esto va más allá de un par de ajustes chulos. La conversación en el Roadshow giró en torno a tres puntos que, si te gusta el cine o eres de exprimir tu consola, te van a interesar:
Negros que cuentan historias
Peter Doyle, colorista de la saga “Harry Potter”, lo resume sin rodeos: “Todo se decide en los negros y las sombras”. Cuando Hogwarts se ilumina solo con velas o un pasillo se oscurece tanto que apenas ves la punta de la varita, la magia está en que cada capa de oscuridad tenga su propia personalidad. Con la LG OLED G5, esos matices se mantienen incluso con la lámpara del techo encendida, así que el efecto “mancha negra” desaparece y la escena gana profundidad. Ver el traje negro sobre fondo negro y distinguir texturas ya no es un sueño de postproducción.
Brillo de sobra, pero sin quemarte los ojos
Es cierto que un pico de brillo tres veces mayor suena a festival de luces, pero lo interesante es que el contraste se mantiene. Los picos de 3.000 nits en otras tecnologías pueden lavar la imagen; aquí, el brillo se dispara justo donde lo pide la escena (una explosión, un reflejo, la armadura de Iron Man) mientras que las zonas oscuras no se levantan ni un pelo. Y si eres de los que juegan con la persiana subida a tope un domingo por la mañana, la tele no se viene abajo. TÜV Rheinland la ha etiquetado con la máxima nota (“perfecta”) en calidad de imagen con luz ambiente hasta 500 lux, lo que equivale a un salón bien iluminado.
Filmmaker Mode: el botón para silenciar a la tele
Si tu suegro es de los que activan el suavizado de movimiento “porque se ve más fluido” y tú te revuelves en el sofá viendo cómo “El Señor de los Anillos” parece un vídeo casero, este modo viene a salvar la paz familiar. Filmmaker Mode desactiva el “efecto telenovela” y calibra colores, brillo y gamma como dictan los DPs. Morrison decía: “Nada me quita más el sueño que el motion smoothing”. Pues ya no hace falta explicar ajustes complicados: un clic y punto.
Ahora bien, todo esto suena muy técnico, pero ¿qué tal se ve de verdad? En la demo cogieron escenas de “Mudbound” —esa peli que contrasta el calor del sol del delta del Misisipi con unas noches cargaditas de luna— y las pusieron en la G5. Las degradaciones de gris a negro seguían intactas; ni los blancos se volvían azulados ni los negros tiraban a gris ratón. La gracia es que, aunque el techo del estudio estaba lleno de focos, podías percibir el polvo en suspensión o la gota de sudor en la frente de Carey Mulligan. Sin cerrar las cortinas.
Otro detalle que no se comentó tanto pero que conviene saber: la tele viene con procesador AI Upscaling que usa redes neuronales para remasterizar contenido SDR a algo que se parece a HDR real. En cristiano: los capítulos viejos de tu serie favorita en streaming se ven más nítidos, con menos ruido y con colores más vivos pero sin disparar la saturación. Un chute de cariño para ese DVD que aún guardas.
Y sí, hay letras pequeñas: la tele logra esos negros de laboratorio según mediciones internas y certificaciones que hablan de una luminancia de 0,24 nits. ¿Que tu salón mide 600 lux y le da el sol directo? Puede que notes el reflejo del cristal, como con cualquier panel, pero el contraste ANSI (negro/blanco simultáneo) se mantiene muchísimo mejor que en LCDs Full Array. La diferencia se hace patente, sobre todo, en noches gaming con la luz encendida, donde los escenarios oscuros dejan de ser un festival de grises.
Para rematar, LG se ha montado el LG OLED Movie Club, una comunidad donde comparten calibraciones, listas de pelis optimizadas y, cómo no, avances exclusivos de futuros paneles. Vamos, que si te gusta cacharrear con ISF o Calman, tendrás lectura para rato.
En resumen, el Roadshow sirvió para confirmar algo que muchos ya sospechaban: la brecha entre la sala de cine y el salón se ha estrechado. Ahora solo hace falta un buen bol de palomitas y quizás recordarle al vecino de arriba que baje el subwoofer. Porque, si el brillo y los negros ya no son una excusa, quizá lo próximo sea discutir cómo sonarían los créditos finales con un Atmos bien montado. Pero eso da para otro artículo.
