Cada día, Netflix demuestra que no solo el cine internacional interesa en la plataforma de streaming y es que, poco a poco vamos viendo cada vez más estrenos nacionales, protagonizados por actores y actrices que todos conocemos y que hemos visto crecer en el mundo del cine. Y una de esas actrices es, precisamente Maribel Verdú, una de las claves del cine español. La cuestión es que esta película policiaca no tuvo una buena acogida en los cines, pero, ¿por qué no darle una segunda oportunidad ahora en streaming?
Se trata de ‘El asesino de los Caprichos‘, un thriller policiaco protagonizado por Maribel Verdú que se ha incorporado a Netflix para acompañarnos durante estas fechas tan señaladas, por lo que puede ser una muy buena oportunidad para ver en Navidad. Lo cierto es que la historia tiene todas las claves para ser un auténtico éxito pero, por algún motivo, no terminó de cuajar. ¿Será ahora su momento?
La película parte de un referente muy familiar para el público español: una leyenda urbana de Madrid, la que envuelve al Parque de El Capricho, uno de los enclaves más singulares de la ciudad. Desde ahí, el filme desarrolla una trama de ficción que transita entre el suspense criminal y el thriller psicológico, sin intención de presentarse como un relato histórico ni como una recreación fiel de hechos reales.
Maribel Verdú, la protagonista de este thriller policiaco sobre una leyenda urbana de Madrid

Dos policías avanzan a contrarreloj tras la pista de un escurridizo asesino en serie que ha convertido Madrid en el escenario de una pesadilla artística. Cada crimen es una puesta en escena minuciosa, cargada de simbolismo y provocación, que desafía tanto a los investigadores como a la propia ciudad.
El homicida selecciona a sus víctimas entre la élite económica madrileña, un detalle que añade una lectura social incómoda a la violencia desatada. No se trata de asesinatos al azar: hay una intención clara, casi programática, detrás de cada elección y de cada mensaje que deja tras de sí.
Lo más perturbador es el macabro ritual que acompaña a los crímenes. Los cuerpos aparecen dispuestos recreando algunos de los célebres Caprichos de Francisco de Goya, trasladando el imaginario oscuro del pintor al presente con una fidelidad inquietante. El arte, convertido en lenguaje del horror, funciona aquí como clave narrativa y como amenaza constante.
A medida que la investigación se complica, los agentes no solo persiguen a un criminal, sino que se ven obligados a descifrar una mente obsesionada con la historia, la crítica social y la violencia como forma de expresión. El resultado es un thriller que cruza el suspense policial con una reflexión incómoda sobre el poder, la culpa y las sombras que sobreviven en el corazón de la ciudad.
Maribel Verdú lidera el reparto interpretando a una inspectora marcada por un pasado que sigue condicionando su presente, un personaje que encaja a la perfección con el tono sombrío de la película. Su actuación evita los gestos grandilocuentes y los excesos, apoyándose en la mirada, los silencios y la tensión contenida, elementos que refuerzan el ambiente inquietante del relato.
Es un papel que no busca el lucimiento fácil, sino que construye su fuerza de manera gradual, ganando profundidad y peso a medida que la historia se despliega. Un trabajo sutil, pero esencial para mantener la atmósfera y la intensidad de la trama.
Netflix, con el thriller español
‘El asesino de Los Caprichos‘, el thriller policial, centra su trama en una investigación que gira en torno a una serie de asesinatos aparentemente vinculados al parque. La historia evita mostrar violencia de manera explícita, optando en cambio por una tensión sugerida, sustentada en la atmósfera y en la sensación constante de que algo no encaja del todo. El espectador se adentra en un recorrido de pistas, sospechas y rumores, sin llegar nunca a tener una certeza absoluta.
Uno de los aciertos de la película es precisamente el hecho de usar el Parque de El Capricho como escenario. Sus jardines, senderos y zonas boscosas transmiten una sensación de aislamiento, algo que no es demasiado común en una ciudad como Madrid. La cámara se detiene en los espacios, resaltando los contrastes entre belleza y amenaza, convirtiendo el parque en algo más que un simple telón de fondo. Este lugar adquiere casi la condición de personaje, con una presencia propia y un peso narrativo evidente.
Los protagonistas no solo investigan un crimen, sino que también se enfrentan a una historia previa mal contada, a silencios del pasado y a la oscura reputación que impregna el lugar. Esa combinación de hechos y rumores resulta clave para comprender el tono del filme, que se apoya más en la incomodidad sostenida que en el impacto inmediato.




