Durante años, si pensabas en calidad de imagen top, en negros infinitos y en pantallas premium, el OLED era el rey indiscutible. Ha sido la tecnología fetiche tanto en móviles como en televisores, y en buena parte gracias a gigantes coreanos como LG y Samsung. Pero lo que pocos esperaban es que el propio país que impulsó el OLED esté preparando su jubilación anticipada.
Y no hablamos de rumores ni filtraciones: es oficial. Corea del Sur ha anunciado una inversión de 484.000 millones de wones (unos 346 millones de dólares) destinada exclusivamente a impulsar tecnologías que, en teoría, van más allá del OLED: el MicroLED y el QD-LED (también conocido como nanoLED). Es decir, paneles sin orgánicos que prometen aún más brillo, más durabilidad y más control sobre cada píxel. Una apuesta fuerte, a largo plazo, y con nombre propio: iLED.
¿Y qué es eso del iLED? Pues no es un nuevo estándar, sino un término paraguas que Corea usa para agrupar todas las tecnologías basadas en diodos inorgánicos emisores de luz. Bajo ese saco están tanto los ya conocidos MicroLED como los más futuristas QD-LED, dos desarrollos que llevan años gestándose pero que, con este empujón económico, podrían pegar el estirón definitivo antes de 2035. Y ojo, porque el objetivo es ambicioso: crear toda la cadena industrial dentro de Corea, y así dejar de depender de China.
¿Qué son exactamente el MicroLED y el QD-LED… y por qué deberían preocupar al OLED?
Vamos por partes. El MicroLED es la tecnología más conocida de las dos. Básicamente, consiste en usar diodos LED tan pequeños que cada uno puede actuar como un subpíxel. ¿Lo bueno? Que no necesitas retroiluminación ni paneles LCD de apoyo, como sí pasa con el QLED de toda la vida. Cada píxel se enciende y apaga por separado, igual que en OLED, pero sin materiales orgánicos que se degraden. Resultado: más brillo, más durabilidad, y menos quemados de pantalla.
El problema hasta ahora ha sido su fabricación: hacer pantallas MicroLED grandes y asequibles es un dolor de cabeza industrial. Los modelos que existen son carísimos y gigantescos, pensados más para salas VIP que para tu salón. Pero con esta inversión, Corea quiere cambiar el panorama: desarrollar nuevos métodos de producción, abaratar costes y, quién sabe, quizá ver MicroLEDs en teles «normales» antes de que acabe la década.
Ahora bien, la joya más misteriosa del anuncio es el QD-LED o nanoLED, una tecnología que muchos aún confunden con el QLED actual… pero que no tiene nada que ver. En lugar de usar una fuente de luz externa y una capa de puntos cuánticos como filtro, el QD-LED hace que los propios puntos cuánticos emitan luz al recibir corriente. Es decir, se elimina la necesidad de LEDs o LCDs detrás. Todo ocurre directamente en esa capa de puntos cuánticos. Imagina la pureza de color de un OLED, pero con el brillo de un LED y una vida útil mucho más larga.
Este QD-LED es, en esencia, el “verdadero QLED” que Samsung tenía en mente hace años antes de reciclar el nombre para sus televisores LCD. Una tecnología que, si sale bien, podría ofrecer lo mejor de todos los mundos.
Corea no quiere seguir la carrera: quiere liderarla
El mensaje entre líneas es claro: Corea del Sur quiere dejar de depender de terceros y marcar el rumbo tecnológico de la próxima generación de pantallas. Aunque siguen liderando el mercado OLED, reconocen que en lo que respecta al iLED (MicroLED, QD-LED), van por detrás de China en materiales y chips, algo que quieren cambiar cuanto antes.
Y tiene sentido. Según las proyecciones del propio gobierno coreano, el mercado de iLED pasará de 1.000 millones de dólares en 2026 a más de 32.000 millones en 2035. Si se cumple, estaríamos ante un pastel enorme… y Corea quiere comérselo entero, desde el diseño hasta la fabricación, sin tener que comprar ingredientes fuera.
Lo más interesante es que esta apuesta no significa que el OLED vaya a desaparecer mañana, ni mucho menos. Al contrario: en la próxima década probablemente convivirán las tres tecnologías (OLED, MicroLED y QD-LED), cada una en distintos nichos. Pero está claro que el futuro está en movimiento, y si Corea pone el dinero y la industria responde, podríamos estar viviendo el principio del fin del OLED como estándar premium.
¿La buena noticia? Que si todo esto avanza como esperan, los usuarios salimos ganando: más tecnologías, más competencia… y mejores televisores en el salón.