Si te estás montando un cine en casa con sonido envolvente, tarde o temprano vas a toparte con tres palabras que suenan casi mágicas: Dolby. Atmos. Speakers. Y es que esa sensación de que el sonido viene de todas partes, incluido desde arriba, cambia por completo la experiencia. Es como pasar de ver una peli en la tele del salón a estar dentro de ella.
Ahora bien, no basta con conectar unos altavoces “que digan Atmos” y sentarte a disfrutar. Hay muchas formas de cagarla, hablando claro. Y lo peor de todo es que algunos errores son tan comunes que parece que vienen en el manual. Desde elegir el tipo de altavoz equivocado, hasta colocarlos donde no deben o confiar ciegamente en tecnologías que prometen mucho y luego… meh.
Así que vamos a ayudarte. Si estás pensando en instalar un sistema Atmos (ya sea desde cero o mejorando el que tienes), evita estos fallos que arruinan el sonido y conoce bien los distintos tipos de altavoces que existen. Porque sí, hay diferencias. Y sí, importan muchísimo más de lo que crees.
¿Qué altavoces Atmos son los mejores?
Cuando hablamos de Dolby Atmos, lo que buscamos es que el sonido no solo venga de delante o detrás, sino también desde arriba. Esa tercera dimensión es lo que da realismo a las explosiones, helicópteros, lluvia, fuegos artificiales y cualquier otro efecto envolvente.
Ahora bien, ¿cómo conseguimos eso? Hay cuatro maneras principales de poner altavoces Atmos en casa, y cada una tiene su truco y sus riesgos. Vamos a analizarlas con detalle, sin tecnicismos innecesarios, y con consejos prácticos de verdad.
Altavoces Upfiring (los rebota-sonido)
Estos altavoces son muy populares porque, en teoría, son fáciles de instalar. Se colocan encima de los frontales (o traseros) y apuntan hacia el techo. La idea es que el sonido rebote y baje a tus oídos, simulando que viene desde arriba.
El problema es que esta teoría rara vez funciona como debería. Para que el efecto funcione necesitas:
- Un techo plano y a una altura razonable (entre 2,4 y 2,7 metros).
- Que ese techo sea reflexivo, no poroso ni absorbente.
- Que estés en el punto justo del ángulo de rebote.
Y eso, en el mundo real es bastante complicado. Si tu techo es alto, irregular o tienes falso techo de escayola, olvídate. El sonido no rebotará bien, y lo que escucharás será algo disperso, lejano o casi inapreciable.
Error típico: pensar que por poner altavoces “Atmos enabled” ya tienes un sistema Atmos. No es tan fácil.
Altavoces tipo elevación
Estos se colocan en la parte alta de la pared, justo donde se junta con el techo, y tienen el altavoz inclinado hacia abajo. Están pensados para proyectar el sonido hacia la zona de escucha desde cierta altura, creando esa sensación de elevación.
¿Funcionan? Depende. Son un término medio entre los upfiring y otras opciones más precisas. Si no puedes empotrar en el techo ni colgar altavoces, pueden darte un apaño razonable, pero no esperes milagros.
Además, el ángulo de inclinación es fijo, así que si tus asientos no están perfectamente colocados en el eje del altavoz… adiós efecto Atmos.
Error típico: pensar que este tipo de altavoz es equivalente a uno empotrado en el techo o uno dirigido. No lo es.
Altavoces empotrados en el techo (in-ceiling)
Aquí ya entramos en terreno serio. Estos altavoces van instalados directamente en el techo, apuntando hacia abajo. Son muy usados en salas dedicadas o instalaciones más profesionales.
Sus ventajas:
- Discreción total. Prácticamente invisibles si se pintan del color del techo.
- Están realmente encima del oyente, así que el efecto Atmos se nota.
Pero también tienen sus inconvenientes:
- Requieren hacer obra: cortar el techo, pasar cables, evitar vigas, tuberías, etc.
- Si no están bien colocados (alineados con los asientos), el sonido cae al suelo en vez de llegar a tus oídos.
Esto último es importante. El sonido se proyecta en forma de cono, así que si no estás dentro de ese cono… lo que oyes es difuso o pobre.
Error habitual: poner los altavoces más cerca de la tele o demasiado atrás. El sonido cae donde no estás tú.
Altavoces de estantería montados en el techo
Y ahora llega la opción menos común pero, para muchos (entre los que me incluyo), la más efectiva: usar altavoces de estantería o satélites montados en soportes en el techo o pared alta, y apuntarlos directamente a la zona de escucha.
¿Que por qué funcionan tan bien?
- Puedes elegir el ángulo exacto.
- Puedes jugar con la posición, altura y orientación.
- Te permiten usar altavoces de mejor calidad por menos precio.
Sí, no son tan bonitos ni tan “discretos”, pero si tu prioridad es el sonido por encima de la estética, esto es lo mejor que puedes hacer sin tener que abrir techos ni fiarte de rebotes.
Error habitual: no considerar esta opción por parecer “poco profesional”. Nada más lejos. Muchos cines dedicados usan esta técnica.
¿Cuál deberías elegir tú?
Pues mira, si te soy sincero: todo depende de tu sala. No hay una respuesta única. Pero sí te puedo dar unas recomendaciones claras según tu situación:
- Si tienes un techo plano, de altura estándar y no quieres hacer obra, los altavoces tipo elevación o unos de estantería con soporte son tu mejor baza.
- Si puedes hacer obra y quieres una instalación limpia y profesional, ve a por altavoces in-ceiling, pero colócalos con mucha precisión y no los tapes con trampas acústicas ni los pongas donde no llegan al oyente.
- Si tu techo es alto, irregular, acústicamente absorbente o no puedes controlar el ángulo, olvídate de los upfiring. No valen la pena en la mayoría de casos reales.
- Y si no tienes claro qué hacer, prueba con altavoces de estantería montados arriba y bien apuntados. Es la opción más versátil, efectiva y económica para la mayoría de usuarios.
Así que ya lo sabes: no te la juegues a ciegas con los altavoces Atmos. Infórmate, mide bien, escucha y compara. Y si puedes, haz pruebas antes de agujerear el techo o gastar 500 euros en altavoces que luego no funcionan como esperabas.