Hay veces que uno se sienta frente al proyector, apaga las luces, ajusta el foco y piensa: “Esto está bien… pero podría ser mejor”. No es que los proyectores de hoy en día sean malos —al contrario—, pero si llevas tiempo metido en el mundillo del cine en casa y te has informado, probado algún modelo o te has peleado con menús de configuración más de una vez, es normal que empieces a imaginar cómo sería ese proyector perfecto.
Y ojo, no hablo desde la experiencia de un probador profesional, pero tampoco desde la ignorancia. Llevo años trasteando con esto del cine en casa, viendo reviews, comparando modelos, y montando mis propios setups. Así que algo sé. Y claro, con todo eso en la cabeza, uno no puede evitar hacerse la pregunta: “¿Y si existiera un proyector que lo tuviera todo?”
Sí, ya sé lo que estás pensando: la tecnología es siempre un equilibrio entre ventajas e inconvenientes. No se puede tener la mejor calidad, el mejor sonido, la mejor batería y que pese como un móvil. Pero déjame soñar. Que para quejarnos con cariño y un poco de sarcasmo, también estamos los aficionados.
Las 3 características que tendría el proyector perfecto… si la vida fuera justa
Batería de verdad, no de adorno
Vamos a empezar por lo básico: una batería que aguante una película de verdad. Y cuando digo una, digo de las largas. Porque a mí no me sirve eso de “hasta dos horas con brillo bajo y volumen moderado”. No, amigo. Yo quiero algo que me permita ver una peli de principio a fin, con buen volumen y brillo decente, sin tener que enchufarlo a los 90 minutos.
Y lo digo por experiencia. He visto proyectores portátiles que prometen autonomía y luego, en la práctica, se vienen abajo antes de que Frodo llegue a Mordor. Lo ideal sería una batería de al menos 4 horas reales, sin andar con trucos ni configuraciones milagrosas. Nada de andar rebuscando enchufes a mitad de la noche o tirando de power banks colgando del proyector como si fuera un Frankenstein improvisado.
Sí, ya sé que esto implica compromisos. Que una batería así pesa más, ocupa más, cuesta más. Pero oye, si se puede hacer con portátiles y altavoces Bluetooth, ¿por qué no con un proyector?
Portabilidad real, no de marketing
Otra de las grandes promesas incumplidas en muchos modelos: la portabilidad. Hay proyectores que te los venden como «compactos», pero cuando los ves parece que has comprado una tostadora. No, gracias. Si quiero algo portátil, debe caber en una mochila sin sentir que llevo ladrillos.
Pienso en modelos como el Epson EF-12, que tiene buen tamaño, buen diseño… pero se queda corto en autonomía. Y al final, volvemos a lo mismo: si lo quiero llevar al jardín, a casa de un colega o de viaje, necesito que pese poco, que no necesite cables, y que sea todo en uno.
Mi idea del proyector perfecto es esa: un aparato compacto, con batería, con sistema operativo propio, que no necesite ni altavoces ni Fire TV ni nada extra. Como un altavoz Bluetooth, pero que proyecta películas en calidad decente. Y por favor: que tenga un diseño práctico, con un asa o una funda buena. No me vale eso de que sea “bonito” si luego lo tienes que llevar como si transportaras una urna.
Imagen top y sonido decente, todo junto
Y llegamos a la parte en la que pido lo imposible: imagen de cine y sonido que no suene a lata, todo en el mismo cuerpo. Porque lo normal es que si el proyector tiene buen brillo y resolución, el sonido sea una pena. O al revés: proyectores con buen audio pero con una imagen que no pasa del 720p.
Mira, entiendo que no todo puede ser como el BenQ X3100i, que es una barbaridad de proyector en calidad y prestaciones… pero también vale lo suyo y pesa 6 kilos. Ese tipo de proyectores están genial para el salón fijo, pero no es lo que quiero cuando pienso en mi “proyector soñado”. Yo quiero una calidad de imagen tipo Full HD mínimo, buena nitidez, colores decentes y, sobre todo, que no necesite un altavoz externo para disfrutar el sonido.
Por suerte, algunos modelos están empezando a dar con soluciones creativas. El nuevo Nebula X1, por ejemplo, permite añadir altavoces satélite inalámbricos, y eso ya es un paso hacia el equilibrio. No tienes que meter todo dentro del proyector, pero sí puedes tenerlo todo en el mismo sistema. Me parece una idea brillante, y creo que por ahí van los tiros del futuro.
En resumen, quiero un proyector que sea como una navaja suiza del cine en casa. Que lo tenga todo sin tener que cargar con mil cosas. Batería de verdad, cuerpo ligero, buena imagen, sonido decente, Android TV, y si me apuras, que traiga hasta palomitas.
Sé que es un sueño casi imposible, porque todo en tecnología implica renunciar a algo. Pero mientras eso llega, me conformo con seguir soñando… y comparando modelos cada vez que aparece una novedad. Y quién sabe, lo mismo dentro de unos años vemos algo así en el mercado. El día que eso pase, yo seré el primero en hacer cola para comprarlo.