Si alguna vez has intentado montar un televisor OLED en la pared tú solo, ya sabes de lo que hablo: son finísimos, pero pesan lo suyo. Parece un contrasentido, ¿verdad? Que una pantalla tan delgada tenga tanto peso. Pero te aseguro que el panel OLED como tal no es el culpable… el problema está en todo lo que lo rodea. Y aunque los fabricantes ya han hecho avances bestiales, lo cierto es que todavía se puede aligerar más la carga sin comprometer calidad, rigidez ni prestaciones.
Personalmente, me flipan los diseños cada vez más delgados y minimalistas de los OLED. Son elegantes, se ven de lujo y decoran casi como un cuadro. Pero claro, si quieres colgar uno de 77 u 83 pulgadas en la pared, o moverlo de casa sin dejarte la espalda, ahí empieza el drama. Porque por muy fino que sea el panel, cuando lo coges con las dos manos… pesa.
Por eso me puse a investigar qué soluciones reales están aplicando —o al menos explorando— las marcas para conseguir televisores OLED todavía más ligeros. Algunas ya están en marcha, otras llegarán en los próximos años… y lo mejor es que muchas de ellas también podrían abaratar el producto final. Vamos, que salimos ganando por todos lados.
Quitar peso sin perder calidad: así lo están consiguiendo
Aunque suene raro, el panel OLED en sí no pesa casi nada. Es una lámina ultrafina que emite luz sin necesidad de retroiluminación. Pero claro, no puede ir por ahí solo. Necesita protección, estructura, refrigeración… y ahí es donde se mete el peso.
Una de las primeras cosas que se pueden hacer —y que ya están empezando a probar— es eliminar el cristal como base del panel. En su lugar, se puede usar poliimida, un plástico técnico que ya se utiliza en móviles plegables. Esto, junto a encapsulados más finos como los TFE, puede recortar bastantes gramos sin perder calidad.
También está el tema de la tapa trasera, que muchos fabricantes siguen haciendo en metal. Pues bien, aquí la clave es sustituirla por fibra de carbono, magnesio o composites tipo GFRP, que son materiales más ligeros y muy resistentes. LG ya lo ha probado en su gama Signature, y los resultados saltan a la vista.
Una solución que a mí me parece súper lógica (y no sé por qué no se hace más) es sacar la fuente de alimentación fuera del televisor. Samsung lo hace con su One Connect, y el cambio es brutal. El panel pesa menos, genera menos calor y encima puedes meter toda la electrónica en una cajita aparte. Ojalá más marcas se suban a este carro.
Hablando de calor, hay otra cosa que influye un montón: la eficiencia del panel. Si necesitas menos energía para lograr el mismo brillo, el televisor se calienta menos y, por tanto, necesita menos disipación metálica. Gracias a avances como los paneles tándem OLED, se está consiguiendo justo eso. Lo cual, una vez más, ayuda a reducir peso.
Y luego están detalles que a veces no se tienen en cuenta, pero que suman. Por ejemplo: la peana. Muchas bases que vienen de serie pesan más que el propio panel. ¿Por qué no ofrecer modelos sin peana para quienes los van a colgar? Incluso se podrían vender soportes modulares, más ligeros y opcionales. Tendría todo el sentido del mundo.
También pienso en el sonido. Mucha gente usa barras de sonido o sistemas externos, así que tiene sentido que haya modelos que vengan con altavoces más simples o directamente sin sistema de audio integrado. Menos componentes = menos peso. Y si no los necesitas, te ahorras ese extra innecesario.
Por último, hay que mirar dentro del chasis. Con un rediseño inteligente, se pueden sustituir los refuerzos metálicos y tornillos por adhesivos estructurales, clips plásticos o marcos tipo sándwich, que dan rigidez sin pasarse de peso. Lo mismo con los polarizadores: hay tecnologías que permiten usar filtros ultrafinos o incluso eliminarlos, sin sacrificar contraste ni reflejos.
Un futuro OLED más ligero… y más cómodo para todos
Estoy convencido de que en los próximos años veremos OLEDs más ligeros, delgados y eficientes. No solo porque se ven mejor, sino porque será mucho más cómodo colgarlos, moverlos o incluso fabricarlos. Fuentes externas, materiales más inteligentes, paneles más fríos… todo eso ya se está trabajando, y pronto lo veremos en modelos comerciales.
Y lo bueno es que no es solo una cuestión de estética o diseño: si el producto pesa menos, también cuesta menos de transportar, de embalar y hasta contamina menos. Es decir, también ganamos en sostenibilidad. Eso sí, sin sacrificar calidad de imagen, que al final es lo que más importa.
Así que sí, los televisores OLED todavía pueden aligerarse bastante. Y si todo va bien, lo harán sin perder nada por el camino. Lo dicho: cada vez más finos, pero también más ligeros. Y a este paso, casi que los vas a poder colgar tú solo… si te atreves.