El otro día estuvimos hablando sobre qué era mejor para montar un cine en casa, un receptor AV con sus altavoces o una barra de sonido. La conclusión fue que, como casi en esta vida, depende. Depende de múltiples factores, como espacio, presupuesto, necesidades y un largo etcétera. Pero hoy vamos un pasito más allá y reconocemos que vamos a ser un poquito malos.
Y es que hoy vamos a plantearos una nueva opción, especialmente dirigida a los que ya os habíais decidido por el receptor AV con altavoces. Hoy la duda es, ¿qué es mejor, usar un receptor AV u optar por componentes independientes, es decir, un sistema formado por procesador AV más amplificador? Al igual que ocurría con las barras de sonido y el receptor AV, la decisión final dependerá de muchos aspectos. Sin embargo, cada solución tienes sus ventajas y sus inconvenientes, y eso es lo que vamos a intentar aclarar.
¿Qué es un receptor AV?
Antes de entrar en detalle es necesario conocer qué son cada uno de estos componentes. Un receptor AV o AVR es una solución integral para el cine en casa, es decir, incluye tanto el procesamiento del audio y el vídeo como la amplificación. Quizás el término receptor no sea el más adecuado, pero se ha mantenido a lo largo de los años.

Un receptor AV nos ofrece la conectividad de los dispositivos, como por ejemplo las entradas HDMI o las entradas analógicas, pero también la conectividad de los altavoces. Además se encarga del procesamiento tanto del vídeo como del sonido, siendo el encargado de procesar el sonido e incluso de integrar el sistema de calibración de sala correspondiente.
No solo se encarga de trabajar el sonido y la imagen, también incluye amplificadores dentro de la caja para alimentar los altavoces. El número de canales que pueden amplificador dependerá del receptor AV, pero es algo a tener muy en cuenta a la hora de realizar nuestra compra. Resumiendo, es un dispositivo que lo hace todo y por este motivo es el más habitual.
¿Qué es un procesador AV?
Un procesador AV o AVC es un dispositivo que actúa como centro neurálgico del procesamiento del vídeo y del sonido, como indica su propio nombre. En ocasiones puede que también los veas nombradas como preamplificador.

Este dispositivo es el que se encarga de trabajar con el vídeo y el audio. Es decir, es el que debe ser compatible con los formatos 4K UHD a 120 Hz y con VRR, con el Dolby Atmos, con el DTS:X y demás. Es el que se encarga de realizar el escalado de la imagen si así lo deseamos y el que gestiona la conmutación entre entradas. Es decir, realiza la parte de audio y vídeo que hemos comentado en el receptor AV.
La gran diferencia entre un receptor AV y un procesador AV es que este último no tiene amplificadores de potencia integrados, así que no es capaz de alimentar los altavoces. Lo podréis comprobar fácilmente yendo a la parte trasera del dispositivo, donde veréis que no tiene terminales para altavoces.
¿Qué es un amplificador de potencia?
Al no tener amplificación, un procesador AV no nos sirve para funcionar por si solo en nuestro cine en casa. Necesitamos un dispositivo que haga las funciones de amplificación, un dispositivo capaz de alimentar los altavoces. Eso es precisamente lo que hace un amplificador o etapa de potencia, «recoge» la señal de bajo voltaje que le envía el procesador AV y la transforma en el sonido que llegará a cada uno de los canales (altavoces).

Básicamente se trata de un dispositivo que bajo su chasis incorpora un número X de amplificadores discretos, donde X puede ser desde un único canal hasta 16 canales o incluso más en los dispositivos más profesionales. Siempre tendremos que saber de antemano cuántos canales vamos a necesitar amplificar, ya que de eso dependerá el elegir un amplificador con más o menos canales.
Ventajas y desventajas de optar por un receptor AV
Ahora que ya sabemos qué es cada cosa, vamos a repasar cuáles son las ventajas y desventajas de cada sistema. La primera y más clara ventaja de un receptor AV es que incluye todas las funciones necesarias para añadir unos altavoces de nuestra elección y funcionar, lo cual se traduce en que solo necesitaremos espacio para un dispositivo. Y también en el precio, ya que un receptor AV, por bueno que sea, prácticamente siempre será más económico que un conjunto de procesador más amplificador.
La segunda ventaja está en el cableado, ya que todo irá conectado al mismo dispositivo. Respecto a la otra solución nos ahorramos un buen puñado de cables.

En cuanto a la parte de desventajas tenemos que, al incluir el sistema de amplificación en el propio dispositivo, este suele ofrecer una potencia muy inferior a la de un amplificador externo. Y no solo eso, además los fabricantes suelen indicar la potencia con solo dos canales activados, lo cual no es demasiado preciso que digamos.
Al utilizar más canales, algo habitual, la potencia del receptor AV cae considerablemente. Un AVR puede afirmar tener 100 vatios por canal, pero si leemos la letra pequeña de la hoja de especificaciones veremos que esta potencia se consigue cuando se están alimentando solo dos altavoces. Si conectamos más altavoces la potencia baja drásticamente, puede que incluso siendo insuficiente en algunos casos (depende del nivel de volumen que manejemos en nuestras sesiones de cine en casa).
Por último, algunos expertos como los compañeros de WhatHiFi aseguran que, debido a que se requiere una mayor cantidad de circuitos en una sola caja, un AVR también tiende a ofrecer una menor transparencia, dinámica y resolución de detalle en comparación con una configuración independiente.
Receptor AV: ventajas y desventajas
Ventajas | Desventajas |
---|---|
Todas las funciones en un único dispositivo | Ofrece una potencia de amplificación inferior |
Ocupa menos espacio | Si usamos muchos canales la potencia cae considerablemente |
Nos ahorramos unos cuantos cables | Menor transparencia, dinámica y resolución |
Mayor facilidad de uso | |
Más económico |
Ventajas y desventajas de optar por un procesador AV con amplificador
Utilizar un sistema de componentes independientes ofrece muchas ventajas, aunque quizás no todas sean para todo tipo de usuarios. La más obvia es que un amplificador externo nos va a proporcionar mayor potencia que un amplificador integrado en un receptor AV. Algo que en salas de mayor tamaño o salas muy preparadas en las que podamos «darle cera» al volumen puede ser una gran ventaja.
Otra ventaja de optar por un sistema de procesador AV con amplificador es que, en un futuro, podremos cambiar los componentes si necesitamos más potencia o si nuestro procesador se ha quedado anticuado y queremos añadir nuevas funcionalidades. Es cierto que esta ventaja se «disipa» un poco con una de las grandes desventajas de este combo, de la que luego hablaremos.
Por otro lado, la mayoría de fabricantes utilizan los mejores componentes posibles en los amplificadores de potencia dedicados. Esto incluye fuentes de alimentación, transistores y condensadores de mayor calidad, que pueden promover una señal más limpia y un sonido más preciso.
En la parte de desventajas tenemos también unas cuantas. La primera es que vamos a necesitar más espacio para colocarlos, ya que no suelen ser dispositivos precisamente pequeños. Imaginad el tamaño de un buen receptor AV y multiplicarlo por dos, ya que son dos dispositivos independientes.
Segunda desventaja, el cableado. Para que este conjunto funcione vamos a tener que conectar un cable RCA o un cable XLR por cada canal del procesador AV al amplificador. Es decir, la maraña de cables puede llegar a ser bastante imponentes, por no habla del coste añadido de tener que comprar todos esos cables.
Y hablando de costes, en parte debido a que, como comentábamos, los fabricantes suelen utilizar mejores componentes, los preamplificadores/procesadores y amplificadores de potencia separados tienden a ser mucho más caros que un receptor AV.
Receptor AV: ventajas y desventajas
Ventajas | Desventajas |
---|---|
Mucha más potencia de amplificación | Ocupan más espacio |
Mayor calidad de sonido | Necesitamos ampliar el cableado para conectar los dispositivos entre ellos |
Posibilidad de cambiar componentes de forma independiente | El coste se dispara |
Entonces, ¿qué opción elijo?
Pues de nuevo la conclusión es: depende. La elección se reduce a nuestras preferencias personales, a la sala que tengamos, a nuestros gustos y especialmente a nuestro presupuesto. Este último es clave, ya que la diferencia puede ser realmente importante.
Por ejemplo, para que os hagáis una idea vamos a comparar los equipos más premium de Marantz, una de nuestras marcas favoritas. El receptor AV más premium del fabricante es el Marantz CINEMA 30, un receptor AV de 11.4 canales con 140 W de potencia por canal (con dos canales amplificados). Tiene un precio oficial de 4.500 euros.
Si nos vamos a los componentes separados de la misma marca, tendríamos que echarle un ojo al Marantz AV 20 y al Marantz AMP 20, de los cuales ya os hemos hablado en AVPasión. El Marantz AV 20 tiene un precio de 5.500 euros y el Marantz AMP 20 de otros 5.500 euros, así que vamos a necesitar gastarnos 11.000 euros para comprar el conjunto. Como podéis ver, la diferencia es tremenda. Y vosotros, ¿qué solución preferís?