No todas las pantallas están pensadas para casa. De hecho, hay modelos que directamente juegan en otra liga, como es el caso de The Wall MPF, la última evolución del gigantesco panel LED modular de Samsung. Un producto que ya de por sí era descomunal, y que ahora llega con mejoras en brillo, contraste, inteligencia artificial y facilidad de instalación. Todo enfocado al entorno profesional.
Este tipo de pantallas no son ninguna novedad, pero lo interesante aquí es cómo va puliendo Samsung ciertos detalles año tras año. Porque claro, cuando hablamos de montar una “tele” del tamaño de una pared entera en una oficina, sala de conferencias o centro de control, no solo importa cómo se ve, sino lo fácil que sea mantenerla, que no dé guerra y que aguante muchas horas encendida sin problemas.
Y justo eso es lo que parece que busca la marca con esta versión. Una especie de revisión más práctica, más afinada y más automatizada, pensada para que en el día a día no haya que estar toqueteando nada, y que cualquier contenido que le metas —aunque sea de baja calidad— se vea lo mejor posible sin que tengas que preocuparte por configuraciones.
Samsung The Wall MPF: brillo, escalado por IA y módulos que se cambian por delante
La cifra más visible: hasta 1.000 nits de brillo. Bastante más de lo que necesita una pantalla de oficina, pero útil para entornos con luz ambiente potente o salas abiertas donde entra bastante claridad. A eso se le suma el nuevo sistema Black Seal Technology+, que ajusta la profundidad del negro para ganar contraste. Nada revolucionario, pero sí una mejora progresiva sobre lo anterior.
En el cerebro del sistema va el procesador NQM AI Gen2, una evolución que se encarga de analizar el contenido en tiempo real y aplicar ajustes como reducción de ruido, mejora de contraste o escalado a casi 8K, sobre todo útil cuando el material de origen no está grabado en alta definición. Esto evita tener que andar calibrando a mano o rehaciendo vídeos en mejor calidad.
Otro punto interesante —y práctico—: los módulos se pueden desmontar desde el frontal, lo que reduce el tiempo de mantenimiento. No es un detalle llamativo, pero en instalaciones grandes con techos altos o estructuras complicadas, que se pueda acceder desde delante es un alivio. Y además, el conjunto ha adelgazado: un 33 % menos de fondo y un 20 % menos de peso respecto a modelos anteriores, haciendo más fácil su montaje.
Un panel LED para trabajar, informar o simplemente llenar un espacio enorme
The Wall MPF no está pensado para el usuario doméstico, eso está claro. Pero en entornos donde se necesita mostrar información de forma constante, proyectar imágenes de gran tamaño o simplemente crear un ambiente visual impactante, este tipo de soluciones sigue teniendo sentido. Hablamos de empresas, instituciones, hoteles, tiendas grandes o incluso estudios creativos.
Como detalle, este modelo sigue apostando por la tecnología Chip on Board, que mejora la eficiencia térmica y alarga la vida útil del panel, y viene con certificación Pantone, útil si se trabaja con contenido visual donde el color tiene que ser preciso. También cuenta con el sello de Eye Comfort de TÜV Rheinland, enfocado a reducir la fatiga visual por luz azul, algo que se agradece si el panel va a estar encendido 10 horas al día.
No hay precio público, porque este tipo de soluciones se cotiza a medida, según el tamaño y el tipo de instalación. Pero en general, lo que propone Samsung aquí no es un cambio radical, sino una evolución lógica: más nits, menos líos, un procesador más listo y un sistema más fácil de mantener. Ideal si te mueves en el mundillo profesional y necesitas un panel LED que funcione sin dolores de cabeza.
