Cuando hablamos de teles, a veces uno se vuelve loco con tantos numeritos, letras y palabros técnicos. Que si MiniLED por aquí, que si Quantum Dots por allá… y luego te plantas frente a dos modelos de TCL —como la C7K y la C8K— y piensas: «¿Pero de verdad hay tanta diferencia como para gastarme más?». Pues aquí estamos para resolver esa duda existencial de salón-comedor.
La TCL C7K ya sorprendió a muchos. Un televisor que por menos de lo que cuesta una consola de última generación, te da un espectáculo visual más que decente. Pero claro, llega la C8K, se planta con más brillo que la feria de Málaga y te pone los dientes largos. Y ahí es cuando empieza el dilema: ¿me quedo con la buena o tiro la casa por la ventana por la mejor?
Spoiler: las dos son buenas teles. Pero hay matices. Y de eso va este artículo. Vamos a repasar punto por punto, sin tecnicismos raros (o al menos con explicaciones para humanos), qué diferencia a la C7K de la C8K y si merece la pena ese salto de gama. Porque ya te adelantamos algo: el salto existe, pero no siempre se nota.
TCL C7K vs C8K: diferencias que sí importan (y otras que no tanto)
Diseño y construcción: la elegancia tiene un precio

A simple vista, podrías pensar que son iguales. Y sí, ambas tienen diseño fino, con bordes delgaditos y ese toque moderno que ya viene siendo estándar. Pero al mirar de cerca, la C8K se nota más refinada. El marco plateado le da un aire más “premium”, aunque si ves pelis en la oscuridad, ese borde puede reflejar algo de luz y molestar un poco. Cuestión de gustos.
Además, el cuerpo de la C8K está mejor terminado, con un patrón en la parte trasera que le da un toque más elegante. Y el mando a distancia, ojo: el de la C8K es otro rollo. Retroiluminado, más bonito, más moderno… Aunque bueno, no vas a elegir tele solo por el mando, ¿no?
Calidad de imagen: aquí empieza lo serio
Ambas teles tienen paneles MiniLED con tecnología QLED y Quantum Dots. En cristiano: colores vivos, negros profundos y contraste potente. Pero hay diferencias.
- La TCL C7K llega a 1500 nits de brillo máximo en HDR (1425 tras calibración). Más que suficiente para la mayoría. El blooming, ese molesto halo de luz alrededor de objetos brillantes, es casi inexistente gracias a la tecnología OD (Optical Distance) y el panel HVA. Para este rango de precio, ya te digo yo que es una pasada.
- Pero entonces llega la TCL C8K con su brillo de 3500 nits estables (¡y hasta 4500 nits en modo Alto Dinámico!) y te suelta: “aquí mando yo”. Es otro nivel. Literalmente parece que estás viendo una OLED, con contraste bestial y punch visual que te deja loco.
Y no es solo brillo por brillo. La TCL C8K tiene 1680 zonas de atenuación local, mientras que la C7K cuenta con nada menos que 1344 zonas, lo cual ya es una barbaridad para su precio. Ahora bien, esa diferencia —aunque no enorme— sí se nota en escenas más complejas o con mucho contraste. En la C8K, la transición entre zonas oscuras y brillantes es más precisa y controlada, y junto a su firmware más avanzado, consigue imágenes aún más espectaculares. Pero ojo, que la C7K no se queda coja en esto ni mucho menos.
Ángulo de visión y antirreflejos: donde se nota que no son OLED

Aquí es donde ambas teles, tanto la TCL C7K como la C8K, muestran que siguen siendo LCD con panel VA (aunque mejorado con HVA). Y eso, traducido a nuestro idioma, significa: si estás centrado frente al televisor, se ve de escándalo. Pero si te tumbas en el sofá de al lado o ves la tele desde la cocina, los colores empiezan a perder fuerza y el contraste baja un pelín. No es dramático, pero sí que se nota.
Dicho esto, el panel HVA es una evolución bastante decente de los VA clásicos, y se nota. En ambos modelos, el ángulo de visión ha mejorado respecto a generaciones anteriores. La pérdida de color o contraste no es tan bestia como antes, así que para una familia viendo la peli desde distintas esquinas del salón, cumple sin problema.
Sobre el sistema antirreflejos… pues no es su punto fuerte, pero tampoco son espejos. La TCL C7K refleja bastante en entornos muy luminosos, sobre todo si tienes una ventana justo enfrente. No es que no puedas ver nada, pero sí que molesta un poco. En cambio, la TCL C8K mejora en este aspecto, sin llegar al nivel de los paneles mate de algunos OLED, pero consigue reducir bastante los reflejos molestos. Aún así, si tienes una ventana grande en frente del televisor, te vas a seguir viendo reflejado, sobre todo en escenas oscuras.
En resumen: la TCL C8K tiene un sistema antirreflejos más trabajado y su panel maneja mejor los ángulos difíciles, pero ninguna de las dos es una campeona en esto. Si el salón es luminoso o ves la tele desde posiciones raras… lo notarás.
Para gamers y cinéfilos: ¿cuál gana?
Ambas tienen HDMI 2.1 (dos puertos con 40 Gbps), así que si tienes una PS5 o Xbox Series X, vas servido con cualquiera. También comparten VRR, ALLM y modo Juego, así que el input lag está más que optimizado. Pero la C8K tiene un firmware más avanzado, y eso se nota cuando exiges más: mejor gestión de HDR en juegos, mejor escalado, y una sensación general de fluidez más pulida.
Para ver pelis o series, ambas son compatibles con Dolby Vision, HDR10, HLG y HDR10+, así que estés en Netflix, Disney+ o Prime, vas a ver contenido en su máximo esplendor. Aunque, claro, con la TCL C8K todo luce un poquito mejor.
Sonido: empate técnico (pero de calidad)
Ambas TCL montan un sistema 2.1 de 40W firmado por Bang & Olufsen, lo cual ya de por sí es una buena señal. Los bajos están presentes, el diálogo es claro y si no eres muy quisquilloso, no necesitas una barra de sonido sí o sí. Eso sí, si ya tienes un equipo aparte, tanto la C7K como la C8K ofrecen HDMI eARC y salida óptica, para conectar lo que quieras.
Sistema operativo y conectividad: todo en orden
Aquí no hay sorpresas. Las dos TCL funcionan con Google TV (Android TV 12), así que vas a tener acceso a todas las apps que te imagines: Netflix, YouTube, HBO Max, Twitch… Además, puedes usar el móvil como mando, enviar contenido vía Chromecast y hablarle al televisor gracias a Google Assistant.
También comparten WiFi 5, Bluetooth 5.4, USBs, Ethernet y sintonizador DVB-T2/S2. Vamos, que están igualadas. Si aquí buscas diferencias, no las vas a encontrar.
Entonces… ¿merece la pena pagar más por la C8K?
Depende de lo que busques. La respuesta corta sería: sí, si te importa la calidad de imagen al máximo nivel. Porque la C8K no es una C7K vitaminada, es otro rollo. El nivel de brillo, la cantidad de zonas de atenuación, el mejor procesamiento de imagen y acabado de lujo hacen que sea un televisor que se codea con los grandes sin pedir perdón.
Ahora bien, si no eres tan tiquismiquis, si no ves la tele con la lupa puesta y lo que quieres es un televisor que se vea de lujo sin pagar más de la cuenta, la C7K es una compra redonda. Ya tiene un brillo mucho más que decente, un control de blooming excelente y todas las funciones modernas que puedes esperar. Por el precio que tiene, es un chollazo.
También hay que decirlo: la diferencia de precio entre ambas ronda los 200 o 300 euros, dependiendo del tamaño, la tienda y la oferta puntual. Así que toca hacerse la pregunta del millón: ¿vale la pena ese pequeño salto por una imagen más refinada, más brillo, más zonas de atenuación y un diseño más premium? Pues si eres de los que se fija en todo… probablemente sí. Pero si con lo que ofrece la C7K ya te sobra —que no es poco—, esos euros te los puedes guardar para una buena cena, una barra de sonido o unas palomitas de oro.
Si eres exigente, amante del cine en HDR, te fijas en cada detalle y quieres lo mejor de lo mejor sin saltar a OLED, la TCL C8K te va a flipar. No es perfecta, pero se acerca mucho al televisor ideal por lo que cuesta.
Pero si simplemente quieres un televisor moderno, muy bien calibrado, con colores vivos, negro profundo y que no se deje la cartera temblando, entonces ve sin miedo a por la C7K, porque no te vas a arrepentir. Tiene lo mejor de la nueva hornada MiniLED sin pasarse de la raya.
¿Nuestra apuesta? Si pillas la TCL C8K con un buen descuento, ni te lo pienses. Pero si la diferencia de precio es grande, la TCL C7K sigue siendo una campeona calidad-precio.