Si la semana pasada notaste que Twitch no te cargaba ni con Wi-Fi ni con datos y pensaste que era tu router haciendo de las suyas otra vez, no eras tú: era España. Más concretamente, era uno de esos bloqueos masivos que ya se están empezando a volver tristemente habituales en nuestro país. Esta vez, la “víctima” ha sido Twitch, sí, la plataforma de streaming más popular del mundo para ver a Ibai, Auron, IlloJuan y compañía.
La sorpresa no fue solo que se bloqueara Twitch, sino que este bloqueo no fue un error, como muchos pensaron al principio. Fue totalmente intencionado. Según varios medios tecnológicos (y con pruebas bastante sólidas), LaLiga ordenó bloquear varias direcciones IP de servicios sospechosos de emitir fútbol pirata. Y entre esas IP, zasca: tres de ellas eran de Twitch. Resultado: millones de usuarios en España sin acceso al servicio durante varias horas entre el jueves y el viernes pasado.
Y ahora viene la parte más loca del asunto: Twitch es propiedad de Amazon, una empresa que, según LaLiga hasta hace nada, estaba colaborando con ellos para frenar precisamente el acceso ilegal al fútbol. ¿Cómo pasamos de ir de la mano a pegarle el portazo a una de las plataformas más populares del planeta? Pues esa es la pregunta que muchos se hacen ahora, sobre todo porque esto no es una excepción aislada… y podría volver a pasar.
¿Estamos ante censura digital por culpa del fútbol?
Desde hace ya varias semanas (o meses, si nos ponemos técnicos), LaLiga está usando un método muy agresivo para combatir las retransmisiones ilegales de partidos. Básicamente, en lugar de ir página por página denunciando enlaces piratas, bloquean directamente bloques enteros de direcciones IP, con la idea de cortar el problema de raíz. Suena eficiente, sí, pero es como usar un cañón para matar mosquitos. Y claro, el daño colateral está empezando a ser muy serio.
Twitch ha sido solo la punta del iceberg. Hay muchas páginas totalmente legales que están siendo bloqueadas sin previo aviso ni explicación, y lo peor es que no hay un listado público de qué se está bloqueando ni por qué. Todo es opaco, lo gestiona una entidad privada (LaLiga, en este caso), con autorización judicial general, y con la ayuda de operadoras como Telefónica. Es decir, no estamos hablando de decisiones supervisadas al milímetro por jueces; se está aplicando un método automatizado que puede fallar… y falla.
El caso de Twitch es especialmente grave por dos motivos. Primero, porque no es una web oscura o sospechosa, sino una plataforma global con millones de usuarios en España. Y segundo, porque sí tiene mecanismos para eliminar contenido que infringe derechos. De hecho, si alguna vez has intentado hacer algo mínimamente dudoso en Twitch, sabrás que te tumban el canal en cero coma. ¿Entonces qué ha pasado aquí? ¿Se les coló por error o simplemente prefirieron pasarse de precavidos y cortar por lo sano? Sea como sea, el resultado ha sido el mismo: una plataforma legal completamente inaccesible durante horas.
Y lo más inquietante es que, lejos de calmarse, esto va a más. El mismo domingo posterior al bloqueo de Twitch, varias páginas especializadas detectaron que LaLiga duplicó la cantidad de IPs bloqueadas respecto al sábado. ¿La razón? Jugaba el Real Madrid contra el Celta. Así, sin más. Partido importante = más bloqueos. A eso súmale que LaLiga se ha reunido con instituciones europeas para proponer un sistema como el Piracy Shield italiano, donde directamente se permite a los dueños de derechos eliminar contenido en directo sin pasar por un juez. Vamos, que si ahora ya es complicado, lo que viene puede ser peor.
La comunidad no se ha quedado callada. Usuarios en redes, expertos en tecnología y hasta algunos medios generalistas han empezado a hablar de esto como lo que parece: una forma de censura digital sin control público ni rendición de cuentas. Porque una cosa es combatir la piratería, que todos estamos de acuerdo en que es necesaria, y otra muy distinta es cortar el acceso a servicios legales porque «por si acaso».
En resumen: lo que ha pasado con Twitch podría volver a pasar mañana, con otra plataforma o incluso con una web de uso diario. Y si nadie frena esta dinámica, vamos camino de un Internet donde ver un partido de fútbol legalmente será más fácil que acceder a tu canal favorito. Y eso, por muy fan del fútbol que seas, debería preocuparte.