Durante muchos años, cuando se hablaba de pantallas de última generación, las miradas iban directas hacia Corea del Sur. Ahora el tablero ha cambiado, y China ha puesto todas sus fichas sobre la mesa. Ya no se trata solo de copiar o fabricar barato, sino de marcar el paso en el desarrollo tecnológico. Y ojo, porque lo está consiguiendo.
La noticia es clara: China acaba de conseguir que se aprueben dos estándares internacionales en tecnología W-OLED, un terreno que hasta ahora era coto casi exclusivo de Corea del Sur. ¿Qué significa esto? Pues, básicamente, que ya no solo juegan en la liga, ahora también escriben las reglas del juego. Y eso cambia absolutamente todo. Porque con los estándares viene el poder, las licencias, la influencia… y un futuro más que prometedor.
Este movimiento no es improvisado. Lleva años cocinándose a fuego lento. Fábricas gigantescas, inversiones colosales, apoyo estatal que aquí parecería ciencia ficción… China lleva años preparándose para este momento y, sinceramente, ya está lista para el OLED. Y no lo decimos nosotros, lo dicen los números, las patentes y los propios coreanos, que empiezan a ponerse nerviosos con razón.
China consigue dos estándares en OLED
Esto no es cualquier cosa. En la última década, solo se han aprobado 11 estándares a nivel mundial para W-OLED, esa tecnología que da vida a las mejores pantallas del mercado. De esos 11, ocho eran coreanos. Uno, estadounidense. Y ahora, dos son chinos. Sí, dos. Es decir, China ya tiene casi el 20% del pastel… y no parece que se vaya a quedar ahí.
Detrás de este logro hay una estrategia bien pensada y ejecutada al milímetro. No es solo mérito de las empresas, es una maniobra de Estado en toda regla. El gobierno central, junto con autoridades locales y bancos estatales, ha construido un ecosistema donde empresas como BOE o Visionox han podido crecer sin preocuparse demasiado por el dinero. El 80% de las inversiones en fábricas OLED han salido de fondos públicos o créditos blandos. Así cualquiera dirá, pero también así es como se avanza.
Mientras tanto, en Corea del Sur la situación es otra. Las ayudas existen, sí, pero son más tímidas. Deducciones fiscales, créditos para I+D… pero nada que se parezca al músculo financiero que China está moviendo. Un alto cargo surcoreano lo resumía sin rodeos: “Con lo que tenemos, es imposible seguirles el ritmo”. Y tiene toda la razón. Porque aquí ya no se trata solo de talento o experiencia, sino de recursos. Y China ha decidido que va a ganar, cueste lo que cueste.
Esto es especialmente preocupante si tenemos en cuenta que el OLED es solo el principio. China no se va a quedar ahí. El siguiente paso se llama Micro LED, una tecnología aún más avanzada, más cara, y que podría redefinir lo que entendemos por calidad de imagen. ¿Adivina quién está invirtiendo a lo loco en eso también? Exacto. China.
Y no olvidemos los semiconductores. Otro frente caliente donde China ya ha empezado a superar a Corea en capacidades tecnológicas básicas. Lo dice un informe reciente firmado por expertos coreanos, no por medios chinos. Mientras en Seúl siguen discutiendo reformas, en Pekín ya están construyendo el siguiente paso de su hoja de ruta “Made in China 2035”.
El mensaje que nos queda es claro como el agua: China ya no está aprendiendo, está liderando. Innova, patenta, estandariza y avanza con una velocidad que da vértigo. Corea del Sur sigue siendo un referente, pero ya no está sola. Y si no actúa con rapidez, este asalto final del gigante asiático podría marcar un antes y un después en el dominio de la tecnología de pantallas.
Como dijo el presidente de SK Hynix, una de las mayores empresas de semiconductores del mundo:
“A la velocidad que va China, podemos ser eliminados.” China tiene el dinero, la gente, la estrategia y, ahora, los estándares. Ya está lista para el OLED. Y eso lo cambia todo.