A ver, si eres de los que ama el cine en casa, de los que tiene su sofá a punto, palomitas listas y luces tenues como si estuvieras en el mismísimo Capitol de Gran Vía… entonces este tema te interesa. Y si eres de los que ha empezado a notar que las pelis se ven cada una a su bola, con franjas negras arriba y abajo o a los lados… pues más aún. Porque, amigo o amiga, estás a punto de descubrir algo que puede cambiar tu forma de ver pelis en casa para siempre: el sistema CIH, o «Constant Image Height», que en cristiano viene a ser “Altura de Imagen Constante”.
No, no es magia ni cosa de ingenieros, aunque a veces lo parezca. Tampoco es una pijada solo para ricos con búnkers audiovisuales. Es simplemente una forma muy chula (y bastante lógica) de hacer que tu pantalla de proyector se adapte al contenido que estás viendo. Porque sí, no todo lo que ves en Netflix, Disney+, Prime Video o en tu flamante Blu-ray 4K viene en el mismo formato. A veces es 16:9, otras 2.35:1, otras incluso 4:3… Un jaleo. ¿La solución? CIH.
Pero vamos paso a paso. Antes de meternos en materia, conviene entender una cosa muy sencilla pero que no todos saben: las películas y series no tienen todas el mismo “tamaño” visual. La cosa va de proporciones, lo que se llama aspect ratio. El famoso 16:9 de las teles actuales es solo la punta del iceberg. Hay pelis que son más anchas (más “cine”) y otras que son más cuadradas (como las series antiguas). ¿Y cómo hace tu proyector para mostrar todo eso? Pues ahí entra el CIH.
¿Qué es eso del CIH o «Constant Image Height»?
Vale, ¿qué narices es eso de CIH? CIH significa “Constant Image Height” o “Altura de Imagen Constante”. Lo que hace es mantener siempre la misma altura de pantalla y ajustar el ancho según el contenido. Suena simple, pero es una revolución. Porque así, cuando ves una peli tipo “Blade Runner” en formato 2.35:1, se llena toda tu pantalla de lado a lado, sin franjas negras. Y cuando ves algo más estrecho, como una serie en 16:9 o una peli antigua en 4:3, la pantalla se adapta sin cortar ni estirar nada.
Hay dos formas de conseguir esto: con una lente anamórfica o con lo que se llama memoria de lente (lens memory). Ambas tienen lo suyo, así que vamos a explicarlo con calma.
Lente anamórfica
Esto suena a cacharro de Star Trek, pero no. Es un accesorio que se coloca delante del proyector y que se encarga de “estirar” horizontalmente la imagen cuando hace falta. No te preocupes, no es el tipo de estiramiento que deforma las caras. Aquí primero se “comprime” la imagen en la fuente (con un procesador de vídeo) y luego la lente la “descomprime” para que quede perfecta. El resultado: más brillo, más detalle y una sensación de cine brutal.
Ahora, ojo: esto no es barato. Necesitas la lente, el procesador (a veces ya viene integrado) y, en algunos casos, hasta un sistema motorizado para que la lente se mueva cuando cambias de formato. ¿Ventajas? Una imagen brutal cuando ves pelis en formato cine (2.35:1, 2.4:1…). ¿Desventajas? Precio y complejidad. Pero si te va el cine de verdad, puede que lo veas como una inversión y no un gasto.
Memoria de lente
Aquí es donde la cosa se vuelve más accesible. Algunos proyectores (como los de Epson, JVC o Sony) vienen con una lente motorizada que puede recordar diferentes ajustes. Básicamente, puedes tener un botón para 16:9, otro para 2.35:1 y otro para lo que te apetezca. Es decir, cuando pongas una serie tipo “Andor” o “El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder”, que vienen en formato cine, el proyector hace zoom y ajusta la imagen. Luego, cambias a una serie de toda la vida, y el zoom se revierte. Fácil, limpio y sin necesidad de lentes extras.
¿Lo malo? Que al hacer zoom, pierdes algo de brillo (hasta un 30%) y un pelín de nitidez, porque los píxeles se estiran. Pero si tienes un proyector 4K decente, ni lo notarás.
Y qué pasa con las franjas negras

Vale, con el CIH eliminas esas franjas negras de arriba y abajo en pelis panorámicas… pero ahora te aparecen a los lados cuando ves contenido en 16:9. ¿Solución? Enmascarado.
Aquí tienes dos opciones:
- Pantalla motorizada con máscaras laterales. Lo más pro. Se ajusta automáticamente al formato y se ve que flipas. Pero claro, vale un riñón.
- Cortinas DIY o motorizadas. Barato o elegante, tú eliges. Puedes instalar unas cortinas que se abren y cierran según el contenido. ¿Te suena como cuando en el teatro se abre el telón? Pues eso. Queda súper chulo y le da un toque mágico a tu sala.
Lo importante es que la imagen siempre tenga la misma altura, y que lo que varíe sea el ancho. Esa es la clave del CIH. Y sí, amigos: ver pelis así, en formato cine total, es una experiencia muy pero que muy distinta. Mucho más envolvente. Más cinematográfica. Más pro.
En resumen:
- CIH es el truco maestro para tener un cine de verdad en casa.
- Puedes montarlo con lente anamórfica o con memoria de lente, según tu presupuesto.
- El resultado es una experiencia ultra cinematográfica, sin franjas negras arriba y abajo, y con la inmersión a tope.
- ¿Quieres rizar el rizo? Añade cortinas o enmascarado lateral y ya lo petas.
Así que, tú decides. ¿Te animas a dar el salto al formato cine total en casa? Porque créeme: cuando ves tu primera peli en 2.35:1 sin franjas negras, ya no hay vuelta atrás. Y lo mejor es que hay opciones para todos los bolsillos. Como dirían en los anuncios: “CIH, porque tú también mereces un cine de verdad”