Vamos a hablar de uno de esos temas que levanta ampollas en cualquier foro de audio: el famoso rodaje de cables. Sí, sí, eso de que cuando te compras un cable nuevo no deberías opinar sobre su sonido hasta que “lleve unas cuantas horas funcionando”. ¿Cuántas? Pues depende de a quién le preguntes… y de lo cafetero que sea. Hay quien te suelta 100, 200 o incluso 500 horas como si nada. Lo juro.
El debate ha vuelto a encenderse porque en AVSForum un usuario ha dicho que su fabricante le recomienda 175 horas de uso antes de juzgar el cable. Sí, has leído bien: ciento setenta y cinco. Y claro, la peña se ha vuelto loca: que si es puro marketing, que si yo sí lo noto, que si eso es el oído que se acostumbra… Lo de siempre. Unos a favor, otros en contra y todos con sus razones.
Así que, en vez de pelearnos, vamos a intentar poner un poco de orden en todo esto. Qué dicen los foros, qué dicen los técnicos, qué sentido tiene y qué puedes hacer tú sin complicarte la vida. Porque no hay verdad absoluta, pero sí muchas pistas. Y lo mejor: que al final decidas tú qué hacer con tus cables sin comerte la cabeza.
¿De verdad hay que “rodar” un cable? Lo que se cuenta por ahí
Vamos con lo que se dice en los foros, que es donde más gente suelta sus experiencias. Y ojo, porque hay para todos los gustos. En sitios como What’s Best Forum, Audiogon o AVSForum verás de todo:
- Gente que dice que a las 100-200 horas el sonido “se abre más”
- Otros que sueltan que necesitan 300 o 400 horas para que todo “se relaje”
- Y hasta quien habla de 500 horas como rodaje completo
¿Y eso en tiempo real qué es? Pues si lo dejas sonando 8 horas al día, estamos hablando de un mes entero de espera. Y si lo tienes conectado en el salón… igual tus vecinos te odian antes de que el cable “termine de abrirse”.
¿Y qué tipo de cables? Sobre todo los de altavoz y los RCA analógicos. Casi nadie se pone a hablar de “rodaje” en cables HDMI o digitales. Ahí, o funciona… o mete cortes. No hay un HDMI que suene “más musical” tras 200 horas, por mucho que nos queramos flipar.
Ahora, vámonos al otro lado: los técnicos, los de bata blanca. Sitios como Audio Science Review lo tienen clarinete: si el cable está bien hecho, no debería cambiar absolutamente nada por muchas horas que lo uses. La señal entra por un lado y sale por el otro igual. No hay magia, ni transformación, ni alma que se despierte.
Entonces… ¿de dónde sale todo esto? Algunos dicen que puede haber un pequeño ajuste en los materiales, que si el dieléctrico, que si la estática… pero todo muy pillado por los pelos. Lo más probable, y aquí viene lo que no queremos oír: es el cerebro el que se acostumbra. Lo que llamamos “cambio de sonido” muchas veces es simplemente que te vas haciendo a cómo suena.
Y ahora viene lo mejor: hay aparatos que te “cocinan” los cables. Sí, sí, como lo oyes. Se llaman cable cookers y básicamente les meten señales raras durante horas para acelerar ese “rodaje”. Y hay tiendas que te lo cobran como un servicio premium, como si te estuvieran afinando un piano de cola. El audio, amigos, es un mundo.
Entonces… ¿qué hago con mis cables nuevos?
Te dejo aquí mi receta personal, la que uso yo y la que me da paz mental:
- Conecta el cable y ajusta bien los volúmenes. Que muchas veces el “mejora el sonido” es que sin querer has subido medio decibelio y claro, suena más “abierto”.
- Déjalo sonar si quieres, pero sin volverte loco. Unas 50-100 horas de uso normal y listo. Si notas algo, perfecto. Si no notas nada, también perfecto. A seguir con tu vida.
- Haz una prueba a ciegas si te apetece: dos cables iguales, uno rodado y otro no. Que te los cambien sin decirte cuál es cuál. Si los aciertas consistentemente, ahí tienes tu prueba. Y si no… pues igual no era tan importante.
- Invierte en lo que sí se nota de verdad: la colocación de los altavoces, la acústica del salón, una buena calibración… Ahí sí que hay mejoras gordas.
- Y limpia bien los conectores, que un mal contacto hace más por fastidiar el sonido que mil horas de “burn-in”.
Mi conclusión
Si te hace ilusión dejar el cable sonando el finde entero en bucle, adelante. No le haces daño a nadie (bueno, igual a tu factura de la luz). Pero tampoco te obsesiones. No va a sonar como un sistema de 10.000 euros por dejarlo dos semanas enchufado. Y si notas algo, pruébalo sin mirar, a ver si sigue ahí la magia.
Esto del audio está lleno de pequeñas manías, rituales y cosas que hacemos “por si acaso”. Y oye, si te lo pasas bien, eso ya tiene valor. Pero que no se te vaya la vida en eso. Porque al final, lo importante es disfrutar de la música o la peli, no calentarte la cabeza con si el cable lleva 72 o 173 horas de uso.
Y ya sabes: si alguien te suelta eso de “no opines hasta las 200 horas”, tú sonríe, pon tu disco favorito… y escucha con calma. Que para eso montamos todo esto, ¿no?