Lo digo sin rodeos: durante mucho tiempo pensaba que el HDR en proyectores era más postureo que realidad. Porque claro, cuando estás acostumbrado a ver pelis en una tele OLED con picos de 1000 o 1300 nits, luego te pones delante de un proyector LED o láser y… uf. La imagen perdía fuerza, el contraste no era el mismo, los brillos se quedaban cortos y, para colmo, los negros parecían grises. Y eso, claro, te sacaba de la peli.
Pero en los últimos años, y sobre todo ahora en 2025, hay algo que ha cambiado por completo la película: el Dynamic Tone Mapping, o mapeo dinámico de tonos. Una función que ya traen la mayoría de proyectores modernos —desde modelos de 800 euros hasta bicharracos de más de 5000— y que, sin exagerar, marca un antes y un después en la experiencia HDR en proyección. Y lo mejor es que es una mejora que se activa con un simple clic en el menú.
¿Y por qué es tan importante esta función? Pues porque arregla gran parte de las limitaciones físicas del proyector. En lugar de aplicar un mismo ajuste HDR para toda la película (como se hacía antes), el DTM adapta dinámicamente la imagen escena por escena e incluso fotograma a fotograma. ¿Resultado? Más detalle en las sombras, mejores picos de brillo sin quemar nada y, en definitiva, una imagen mucho más equilibrada. El HDR deja de ser decorado para convertirse en parte real de la experiencia.
¿Qué hace el Dynamic Tone Mapping y por qué es tan clave en proyectores?

El HDR tradicional (por ejemplo, HDR10) viene acompañado de unos metadatos estáticos: le dicen al proyector cuál es el brillo máximo del contenido, el rango de colores, etc. El problema es que esos datos no cambian durante toda la película, lo que en proyectores con poco brillo real (200-400 nits como mucho) se traduce en escenas planas o sobreexpuestas. El proyector se ve forzado a mostrar información que no puede representar bien, y eso afecta a toda la imagen.
Aquí es donde entra en juego el Dynamic Tone Mapping. Esta tecnología lo que hace es reinterpretar esos metadatos de forma dinámica, en función del contenido que se está mostrando en pantalla y —lo más importante— en función de las limitaciones del propio proyector. En lugar de clonar una curva HDR estática, la ajusta sobre la marcha para aprovechar cada nit disponible, equilibrar luces y sombras y mantener el color lo más natural posible.
Lo más bonito de todo esto es que no necesitas ser técnico para disfrutarlo. En muchos proyectores aparece como “HDR Tone Mapping”, “Dynamic HDR”, “Frame Adapt HDR” o directamente “Mapeo dinámico de tonos HDR”. Activas la opción y, literalmente, parece que has cambiado de proyector. Negros más profundos, luces que brillan sin quemarte la retina, y colores con vida. Es el típico ajuste que, una vez activas, ya no puedes volver atrás.
Marcas y proyectores donde el DTM brilla de verdad

A estas alturas, el Dynamic Tone Mapping se ha convertido en una función imprescindible si vas en serio con el HDR en proyector. Y no hace falta irte a los 5000 euros. Hoy día, marcas como BenQ, LG, JVC o XGIMI lo están incorporando en sus modelos más destacados.
Por ejemplo, JVC es la referencia absoluta con su sistema Frame Adapt HDR, disponible en proyectores como el NZ800 o el NZ900, que además se ha mejorado este año con cosas como el Deep Black Tone Control. En la práctica, este DTM trabaja fotograma a fotograma, y el nivel de detalle que recupera en las zonas oscuras o muy brillantes es brutal. Si te gusta ver cine tal y como fue pensado, JVC lo clava.
En la gama media-alta, BenQ también hace muy buen trabajo con su tecnología HDR-PRO, incluida en modelos como el W4000i o el W5850. Su DTM analiza los fotogramas en tiempo real y ajusta el contenido HDR para evitar los típicos problemas de sobreexposición o negros lavados. Y lo bueno es que ya hablamos de proyectores sobre los 2000 euros, mucho más accesibles que los top gama.
Y en gama más asequible, LG tiene proyectores como el CineBeam HU710PB, donde su Dynamic HDR Tone Mapping rinde bastante bien. No es tan avanzado como el de JVC o BenQ, pero sí logra que el HDR luzca mucho mejor de lo que esperarías en un proyector LED. Ideal si quieres montar un cine en casa sin pasarte de presupuesto.
¿Y qué pasa con los proyectores láser de ultra corta distancia? Pues ahí, marcas como Hisense o Samsung están apostando más por integrar HDR dinámico mediante estándares como Dolby Vision o HDR10+, que al final cumplen el mismo propósito: adaptar el contenido escena por escena para una mejor representación en pantalla. No le llaman DTM como tal, pero la experiencia que ofrecen es muy parecida.
En el caso de XGIMI, modelos como el nuevo Horizon Max 20 por fin incorporan un Dynamic HDR real (a diferencia del anterior Horizon Ultra, que tenía una curva HDR fija). Y en un rango de precio más ajustado, es una opción muy interesante si quieres proyección LED con buena gestión HDR.
El HDR por fin se ve bien… gracias al DTM

En definitiva, si te estás planteando montarte un buen cine en casa con proyector y te preocupa el HDR, el Dynamic Tone Mapping es la función que tienes que mirar sí o sí. Olvídate del número de nits por un momento: si el proyector tiene DTM, va a exprimir al máximo su capacidad y vas a disfrutar mucho más de películas, series y juegos.
Hoy en día, ver HDR sin DTM en un proyector es como conducir un Ferrari con ruedas de bici: el contenido está ahí, pero no lo estás aprovechando bien. Y lo peor es que no es culpa del proyector, sino de cómo interpreta esa señal HDR sin ayuda.
Así que ya sabes: si estás entre dos modelos y uno tiene Dynamic Tone Mapping y el otro no… no lo dudes, ve a por el que lo tenga. Porque en cuanto lo actives y pongas tu peli favorita, vas a entender por qué esta función se ha convertido en el secreto mejor guardado del mundo de la proyección.




