Cuando parecía que Netflix ya había dicho todo lo que podía decir sobre el género true crime, va y nos sorprende con un movimiento que nadie esperaba: estrenar sin previo aviso la serie que ellos mismos habían tenido que cancelar hace apenas unos meses. Sí, hablamos de Angi: Crimen y mentira, una docuserie cargada de polémica, giros macabros, enemistades carcelarias y una historia que, si no fuera real, nadie se la creería.
Todo apuntaba a que esta serie no vería la luz, al menos de momento. Había sido retenida judicialmente, retirada de la plataforma y eliminada incluso su ficha oficial. Pero parece que el gigante rojo del streaming se la ha jugado. Y bien jugada. De repente, este pasado viernes 25 de julio, los dos episodios que conforman la miniserie aparecían en el catálogo, sin anuncio previo, sin campaña promocional y sin tráilers. Casi como quien deja caer algo por error… pero con toda la intención del mundo.
Y es que, como bien saben los fans del género, cuanto más turbio, mejor. Y esta historia tiene de todo: asesinatos por dinero, identidades falsas, escenas del crimen escenificadas como si fueran de una peli erótica de los 90, enemigas públicas en la cárcel y hasta denuncias por usar imágenes personales sin permiso. Vamos, que lo tiene todo para convertirse en el nuevo El cuerpo en llamas… pero con un aire mucho más oscuro y sin el filtro de la ficción.
La historia de Angi: el crimen “casi perfecto” que acabó saliendo mal
¿Quién es Angi? Pues María Ángeles Molina, más conocida como Angi, es una de esas figuras que te atrapan desde el minuto uno. Condenada a 22 años de prisión por el asesinato de su amiga Ana María Páez en 2008, todo el país quedó conmocionado al conocer los detalles de este caso: una mujer aparentemente normal, una amistad que escondía oscuros intereses y una escena del crimen montada al milímetro para parecer otra cosa.
El cuerpo de Páez fue hallado en un piso turístico de Barcelona, con una bolsa en la cabeza y todo preparado como si se tratara de un juego sexual que salió mal: pelucas, botas, terciopelo, semen… Pero lo que parecía una muerte accidental se destapó como un crimen meticuloso, con un móvil económico brutal: más de 900.000 euros en seguros y créditos que Angi habría intentado cobrar tras el asesinato.
Pero por si fuera poco, el caso dio otro giro inesperado este año, cuando Angi fue señalada como sospechosa en un nuevo crimen, esta vez dentro de la cárcel de Tarragona, donde cumple condena. Justo cuando estaba a punto de conseguir la libertad en 2027, saltaba esta bomba que complicaba todavía más su situación legal… y también alimentaba aún más el interés por su historia.
Y es ahí donde entra la serie: una docuserie de solo dos episodios, pero llena de detalles, documentos judiciales, entrevistas inéditas y testimonios de detectives, policías retirados y personas cercanas a los casos. Una especie de mezcla entre Making a Murderer y Crims, con todo el sabor español de un escándalo que no deja a nadie indiferente.
¿Por qué se canceló y cómo ha vuelto ahora sin que nadie lo viera venir?
Pues sí, Netflix tuvo que meter el freno de golpe hace unos meses con esta serie. ¿La razón? Una denuncia de la propia Angi, que decía que habían usado imágenes suyas —de antes de todo el lío— sin pedirle permiso. Así que, como no querían líos mayores, quitaron todo de la plataforma: la ficha, los tráilers, el cartel… todo desapareció como si nunca hubiese existido.
Pero claro, eso no fue lo único. Resulta que Angi tuvo un pique serio con Rosa Peral, la protagonista de El cuerpo en llamas, cuando coincidieron en la prisión de Brians 1. Y no fue un pique cualquiera, no. Dicen que se peleaban por quién salía más en Crims, la docuserie de Carles Porta. Que si tú sales más, que si a mí me sacan mal, que si esta historia es mía… Total, que las tuvieron que separar, porque la tensión era máxima. Vamos, un culebrón carcelario de los buenos.
Y ojo, que Rosa Peral también demandó a Netflix. Sí, sí, por lo mismo: que usaron su imagen sin su consentimiento y que vulneraban su intimidad. ¿Y sabes cuánto pedía? 30 millones de euros. Se dice pronto. Vamos, que entre unas y otras, esto parecía más una batalla legal que una serie.
Aun así, y aquí viene lo fuerte, Netflix ha conseguido sacar este true crime adelante igual. La productora Brutal Media (sí, los mismos de Las cintas de Rosa Peral) y el director Carlos Agulló han hecho encaje de bolillos para esquivar todos los problemas legales. Y lo han hecho sin ruido: ni tráilers, ni anuncios, ni entrevistas. Nada. Simplemente, el pasado viernes 25 de julio… Los dos episodios estaban ya disponibles.
Según Agulló, “la investigación ha sido tan compleja como reveladora. Más de 2.000 páginas de sumarios, 60 entrevistas, informes psicológicos, y un pasado lleno de aristas y contradicciones. Angi no es solo un nombre: es un personaje con múltiples caras. Y eso es justo lo que hemos intentado reflejar”.
Ahora la pregunta es: ¿volverá Angi a la carga con otra denuncia? ¿O se quedará calladita viendo el éxito que está teniendo su historia? Sea como sea, esto no ha terminado. Y los que amamos el true crime, estamos encantados con el drama.