No puedo decir que sea una persona con buena memoria, pero aún así recuerdo perfectamente la primera película que compré en DVD. Fue Matrix, que además la compré antes incluso de tener lector de DVDs en casa. La película se estrenó en 1999 así que, aunque no recuerdo cuándo la compré exactamente, podría redondear y decir que llevo más de 24 años coleccionando películas en formato físico. Pero estaría mintiendo, porque mucho antes ya tenía una buena colección de películas en VHS, aunque como no las conservo no las voy a contar. En 24 años el mundo del entretenimiento multimedia ha cambiado mucho, pero yo sigo comprando películas en formato físico.
La pregunta más habitual cuando viene alguien nuevo a casa es, ¿para qué te compras las películas o series? Bueno, he dicho cuando viene alguien nuevo, pero en realidad es una pregunta que me hacen mis padres cada vez ven una nueva película en la estantería. Pero volviendo al tema, la respuesta a esa pregunta es algo más complicada de lo que podría parecer. En mi caso la respuesta rápida y puede que más certera sería por coleccionismo. Soy un gran amante del cine y me encanta todo lo relacionado con el mismo. Así que me chifla tener la estantería llena de películas con sus estuches, sus carátulas, sus discos e incluso algunos de sus extras.
Debo reconocer que, aunque me guste mucho, no soy un «súper loco» del coleccionismo (en el buen sentido de la expresión, que nadie se ofenda). A pesar de llevar tantos años comprando físico, mi colección, según mi lista de Mubis y si no me he dejado ninguna por apuntar, rondará las 175 películas entre Blu-Rays 1080p y 4K UHD. A esto debo sumarle mi colección de DVDs, que todavía conservo, que nunca he contado, pero que creo que tendré entre 50 y 60 películas. Sé de buena tinta que muchos de vosotros tenéis muchas más películas que yo. Pero también sé que, si el dinero y el espacio no fueran un problema, tendría muchas más.
El coleccionismo no es la única razón para seguir con el formato físico
Mi «forma» de comprar películas ha cambiado a lo largo de los años. Al principio, menos en contadas excepciones, siempre compraba la edición normal. Primero porque era la más económica y segundo porque solo me interesaba tener la película. No me interesaban los extras, ni digitales ni físicos, por eso veía una tontería gastar dinero en una versión de coleccionista o similar.
Hoy en día, con ya una edad más avanzada, lo veo de otra forma. Ahora muy pocas veces opto por la versión «pelada», la básica. Sigo comprándolas, por supuesto, pero solo cuando el precio me parece demasiado atractivo como para dejarla pasar. Pero generalmente intento, al menos, adquirir la versión steelbook. Y en algunas ocasiones incluso me he ido a por las versiones de coleccionista, Titan Cult o similares. Para los que no compréis formato físico puede que estos términos no os suenen de nada, pero básicamente se podría resumir en que son ediciones que incorporan algunos extra, como una caja metálica, un libro de arte o cosas similares.
Dejando de lado la parte del coleccionista, que como he comentado en mi caso tiene mucho peso, también compro físico por otros motivos. Primero, por la calidad de imagen y sonido. Ninguna plataforma es capaz, a día de hoy, de igualar la calidad de imagen y de sonido que ofrece una película o incluso una serie en formato físico. Y no es una apreciación, son números y datos técnicos de los que ya os hemos hablado en alguna ocasión. Incluso estando el mercado español bastante maltratado por las distribuidoras, ya que casi siempre nos han puesto un audio de baja calidad, el formato físico es superior.
El segundo motivo es que si compras una película o serie en formato físico la tendrás para siempre. Sí, sé que se puede estropear el disco, pero hay formas de conservarlos en buen estado. Además, seamos sinceros, tampoco vamos a ver una película tantas veces como para que se nos estropee un disco Blu-Ray. Y si no queremos gastarlos, siempre podemos tirar de una copia digital, totalmente legal si tenemos el original.
Pero si tienes esa serie o película en tu estantería, el servicio de streaming en cuestión que puede que tenga esa película en su catalogo podrá eliminarla, pero tú seguirás teniéndola disponible. Y esto puede hacer que muchas películas o series solo se conserven en un futuro en formato físico, siendo imposible verlas de otra forma que no sea con su correspondiente disco.
Por último, y aunque pueda parecer contradictorio, tener copias físicas de nuestras películas y series favoritas puede resultar más económico que pagar por las suscripciones de los servicios de streaming. Especialmente si optamos por las versiones sencillas y si, además, buscamos bien y esperamos al momento oportuno para comprar. Por ejemplo en días como el Prime Day, en mercados extranjeros o incluso en mercados de segunda mano, por qué no.
¿Está muerto el formato físico? Bueno, yo no diría tanto, pero está claro que no pasa por su mejor momento y que parece que solo quedamos unos pocos «románticos» que seguimos apostando por él. Aún así, es curioso ver cómo, de vez en cuando, se producen ciertos repuntes o acciones de las productoras que nos dan nuevas esperanzas. Por ejemplo, Warner hace nada que está incluyendo pistas Dolby Atmos en español en la versión física de sus superproducciones. Era algo que pensé que nunca vería, pero que recibí con una alegría inmensa.
Cierro comentando que esto es simple y llanamente un artículo de opinión, en el que expresado mi experiencia personal y mis motivos para seguir comprando, en 2024, películas en formato físico. La intención no es convencer a nadie para que se pase al formato físico, ni mucho menos. Pero si sois amantes de la calidad de imagen y sonido, no hay mejor forma de disfrutar de vuestra película favorita.