Seguro que te ha pasado. Estás viendo una peli tranquila, una de esas de drama o comedia ligera, el volumen está perfecto, todo bien. Y de repente… Explosiones, gritos, coches que se estrellan, música que sube a tope sin que hayas tocado el mando a distancia. Te preguntas: “¿Pero qué pasa aquí? ¿Por qué sube tanto el volumen solo porque ha empezado una escena de acción?” Y luego te pasa lo contrario: pones un informativo en la TDT y no se escucha ni al presentador aunque tengas el volumen en 30.
Y ahí estás tú, jugando con el mando a distancia como si fuera una consola: subes, bajas, subes otra vez… Y cuando crees que ya está todo en equilibrio, llega el anuncio con un señor gritando que hay rebajas en colchones y te perfora los tímpanos. Es un drama moderno, uno que todos sufrimos, pero que muy pocos entienden. Y claro, te preguntas: ¿será mi tele? ¿será la peli? ¿los anuncios lo hacen a propósito? Spoiler: un poco de todo.
No estás solo, ni loca ni loco. Esto es algo que le pasa a todo el mundo y tiene su explicación técnica, pero también muchas decisiones creativas detrás. Así que si alguna vez te ha dado por pensar que tu tele “hace lo que quiere con el volumen”, te tenemos buenas noticias: no es que tu TV tenga vida propia (aunque a veces lo parezca), sino que hay un montón de factores detrás que explican este fenómeno tan cotidiano como molesto.
El volumen del televisor: cuando lo que ves también «suena» diferente
Lo primero que hay que entender es que no todo lo que se emite en la tele está hecho igual. Las películas, TDT, series, anuncios, telediarios, realities, dibujos animados… todos se producen con criterios de sonido distintos, y eso se nota.
Por ejemplo, una película de Hollywood se mezcla en estudios de sonido profesionales donde trabajan con sonido envolvente (5.1 o 7.1), lo que significa que hay canales para los diálogos, otros para la música y otros para los efectos. El problema es que la mayoría de teles en casa no reproducen ese sonido envolvente, así que lo que tú oyes es una especie de “mezcla comprimida” donde a veces los efectos suenan mucho más que las voces.
Y claro, ahí vienen los dramas: bajas el volumen cuando explota algo porque casi se te cae la lámpara del techo, pero luego no entiendes ni una palabra cuando hablan los personajes. Es frustrante. Y ojo, esto no es culpa de tu oído, ni de tu tele (en parte), sino del modo en el que se pensó ese contenido.
¿Y los anuncios? ¡Ay, los anuncios en la TDT! Esos sí que son una historia aparte. A diferencia de las pelis o series, los anuncios están diseñados para llamar tu atención a toda costa, incluso si estás en otra habitación. Por eso, aunque hay leyes que limitan el volumen máximo de los anuncios, los creativos publicitarios se las ingenian para que el sonido sea más agresivo, más “en tu cara”. Utilizan compresión dinámica, una técnica de sonido que aplana los picos de volumen y hace que TODO suene más fuerte aunque técnicamente no lo esté. O sea, no es que suban el volumen, es que lo empaquetan todo de forma que parece que te gritan todo el rato.
Y si estás viendo un reality o un programa de televisión grabado en estudio, ahí entra otro factor: el micro de ambiente, la música de fondo, los aplausos… todo eso está mezclado con los diálogos y puede hacer que el sonido no sea uniforme. Cada vez que hay música o jaleo, el presentador se oye menos. Es un desajuste molesto, pero muy común.
Por otro lado, tu tele también tiene su parte de responsabilidad. Muchas televisiones modernas vienen con lo que llaman “mejoras de audio” o “procesamiento de sonido”. Cosas como Clear Voice, Dolby Volume, AI Sound, y nombres por el estilo. En teoría están pensadas para nivelar los volúmenes y hacer que todo suene más parejo, pero en la práctica… a veces ayudan y a veces lo empeoran. Especialmente si estás viendo algo que fue mezclado para cine o con sonido profesional.
¿Y qué puedes hacer tú para evitar estos cambios de volumen? Pues varias cosas, la verdad:
- Activa las opciones de nivelación de volumen en el menú de sonido de tu tele. A veces aparecen como “modo noche”, “volumen automático” o “control de dinámica”.
- Si puedes, usa una barra de sonido o un home cinema, aunque sea sencillo. Ayudan muchísimo a separar voces de efectos.
- Explora los modos de audio. Algunas teles tienen un modo especial para “dialogue boost” o “diálogo mejorado”.
- No te olvides de las actualizaciones del software de la tele, muchas veces mejoran el manejo del sonido.
- Y lo más importante: ten paciencia. La tecnología no es perfecta y, aunque hay avances, el equilibrio perfecto entre voces, música y efectos aún está lejos de ser estándar en todos los contenidos.
En definitva, sí, es verdad que el volumen de la tele cambia según lo que estás viendo, y no, no te lo estás imaginando. Es una mezcla de cómo se produce el contenido, cómo lo emite la cadena y cómo tu tele lo interpreta. Cada contenido es un mundo sonoro diferente, y mientras tanto, tú estás ahí, con el dedo en el mando, intentando que todo suene igual. Pero ahora al menos sabes que no es culpa tuya ni de tus oídos, sino del curioso y caótico mundo del audio televisivo.