Samsung sigue a lo suyo y, de vez en cuando, nos sorprende con cacharros que hacen que a uno se le escape un “oye, pues pinta bien”. Esta vez la jugada es doble: han lanzado dos nuevos monitores curvos, el Odyssey G7 G75F en tamaños de 37 y 40 pulgadas. No son precisamente para el que quiere algo para salir del paso, sino más bien para quien busca una experiencia visual que abrace toda la mesa de escritorio… y parte del salón.
Todo empezó con una aparición tímida del modelo de 37 pulgadas en la web de Samsung Malasia, como quien deja caer una foto en redes sin decir mucho. Pero ya no hay misterio: ambos modelos están oficialmente a la venta en EE. UU. a través de la web de Samsung. Y sinceramente, yo creo que es cuestión de tiempo que acaben llegando por aquí, porque este tipo de bichos llaman la atención.
Lo que más destaca de entrada es la curvatura 1000R. Para quien no esté muy metido en el tema: es de las más pronunciadas que hay, y la idea es que la pantalla te envuelva y todo lo que veas parezca más inmersivo. El de 40 pulgadas apuesta por formato 21:9 y resolución WUHD (5120 x 2160), perfecto para quien quiere un ultrapanorámico de verdad. El de 37 pulgadas se queda en un 4K UHD (3840 x 2160) y formato 16:9, algo más clásico, pero con buena pinta igualmente. Las tasas de refresco son de 180Hz en el modelo grande y 165Hz en el pequeño, ambos con 1 ms de respuesta. Vamos, que en teoría, lag poco.
Samsung Odyssey G7 G75F: un monitor que quiere serlo todo: para jugar, trabajar y presumir
Aquí es donde uno empieza a mirar los detalles y a pensar: pues oye, pinta bien la cosa. Los dos vienen con panel VA LCD (que no es IPS, pero suele dar mejor contraste) con 350 nits de brillo y 3000:1 de contraste estático. Esto debería dar negros bastante profundos y colores decentes, aunque habrá que ver qué tal se comporta en entornos muy iluminados. Además, cubren un 90% de DCI-P3, lo que es buena señal para quien edite fotos o vídeos.
También hay VESA DisplayHDR 600 y compatibilidad con HDR10+ y HDR10+ Gaming. Sobre el papel, esto significa que las pelis y los juegos con HDR deberían verse más vibrantes y con un rango dinámico más decente. La experiencia real, como siempre, dependerá de lo bien que cada juego o aplicación aproveche el HDR, pero como mínimo, las opciones las tenemos.
En el apartado gaming, integran AMD FreeSync Premium Pro para suavizar la imagen y evitar tearing. Bien para no cabrearte porque el monitor te arruina la partida. Y si eres más de multitarea que de jugar, trae cosillas interesantes: Auto Source Switch+ para cambiar de fuente automáticamente, Picture-by-Picture y Picture-in-Picture para tener varias entradas en pantalla a la vez. El de 40 pulgadas incluso añade una función para dividir la pantalla y trabajar con varias fuentes sin pelearte con las ventanas.
Un detalle que me parece bastante curioso es que Samsung ha metido sus sistemas de iluminación trasera CoreSync y CoreLighting+. Básicamente, luces que cambian según lo que aparece en pantalla. ¿Es un extra? Sí. ¿Puede molar si juegas de noche? Pues también.
En conectividad vienen bien armados: dos HDMI 2.1, un DisplayPort 1.4, salida de auriculares y puertos USB-A. Así no tienes que estar enchufando y desenchufando mil cosas todo el rato. Además, los monitores vienen calibrados de fábrica con validación Pantone, algo que siempre da tranquilidad para no tener que pasarte una tarde entera ajustando el color.
Eso sí, la parte menos “chula” es el precio: el 37 pulgadas se va a 899,99 dólares y el 40 pulgadas sube a 1.199,99 dólares. Es pasta, no vamos a engañarnos. Por ese dinero, la competencia es dura y hay opciones interesantes en monitores planos o incluso OLED. Pero aquí entra el factor de la curvatura, el formato y las funciones extra, que quizá para algunos justifiquen la inversión.
En resumen, sobre el papel y en mi opinión, los nuevos monitores Odyssey G7 G75F tienen todo para ser un éxito entre gamers y creadores de contenido que quieran algo versátil. Pinta bien la combinación de alta resolución, buenas tasas de refresco y opciones de multitarea. Falta ver si en la práctica cumplen lo que prometen y si la calidad de imagen está a la altura del precio. Y, como siempre, habrá que esperar a tenerlo en nuestras manos para saber si es amor a primera vista… o si es de esos amores que se enfrían rápido.