TCL está a puntito de soltar el bombazo con su tecnología OLED por inyección de tinta. Y no, no es que vayan a imprimirte la tele en la copistería de la esquina. Hablamos de un avance que promete pantallas más brillantes, más duraderas y, lo que nos encanta a todos, más baratas. Un movimiento que, si sale como ellos esperan, podría ponerle las cosas muy, pero que muy feas a Samsung y LG.
La noticia no es humo: lo ha confirmado Zhou Mingzhong, el jefe de planificación tecnológica de TCL CSOT, que no suele hablar por hablar. En una entrevista después del Seoul Display Business Forum, Zhou soltó la fecha clave: entre agosto y septiembre harán oficial la inversión para producir en masa sus paneles Gen 8 inkjet-printed OLED (IJP OLED). En otras palabras, que si no se cruza ningún marrón de última hora, en nada estaremos hablando de producción a lo grande.
Pero aquí viene lo más interesante: TCL ya ha conseguido logros técnicos que hace unos años parecían imposibles. Sus paneles han superado la barrera de los 350 píxeles por pulgada (PPI), y el OLED azul —que siempre ha sido el primo problemático de la familia— va camino de tener una vida útil de 400 horas para 2026 a brillo de referencia. Esto es multiplicar por diez lo que podían ofrecer en 2020. Y para rematar, han conseguido que el azul, el rojo y el verde tengan exactamente el mismo tamaño, acabando con un desequilibrio clásico en los diseños OLED con máscara metálica fina (FMM).
IJP OLED: más brillo, menos gasto… y pantallas para todos los gustos
Aquí es donde TCL saca pecho. Sus nuevos paneles usan píxeles RGB completos y del mismo tamaño, con una relación de apertura tres veces mayor que la de un OLED tradicional con FMM. ¿Qué significa esto para ti y para mí? Más brillo incluso con el sol entrando por la ventana, menos consumo para que el portátil aguante un capítulo extra y más durabilidad para que no aparezcan manchas raras antes de tiempo.
Y no son promesas vacías: en las últimas ferias tecnológicas TCL se ha puesto en modo “enseñar músculo” y ha mostrado prototipos para casi todos los escenarios:
- Un smartphone de 6,5 pulgadas con 325PPI.
- Un portátil de 14 pulgadas y resolución 2.8K con 243PPI.
- Un monitor 4K de 27 pulgadas con 163PPI.
- Y un señor televisor 8K de 65 pulgadas con 136PPI.
Con esto dejan claro que la tecnología IJP OLED no es solo para móviles premium. Se puede escalar a formatos mucho más grandes sin que la calidad se vaya por el desagüe.
De hecho, TCL ya tiene experiencia en esto: actualmente operan una línea Gen 5.5 en su planta T5 de Wuhan. Y a finales de 2024 fabricaron un OLED de 21,6 pulgadas de grado médico con inyección de tinta. Pero el llamado Proyecto T8 —basado en la generación 8— será la verdadera llave para pasar de producciones limitadas a fabricación comercial en serio.
Una jugada que puede cambiar las reglas
El anuncio estaba previsto para julio, pero según cuentan en The Elec, se retrasó un poco por temas de coordinación con las autoridades locales. Nada grave, simplemente hay que cuadrar bien los papeles antes de soltar la chequera.
Cuando esto se concrete, TCL podría adelantar a sus rivales surcoreanos, que aún apuestan fuerte por las tecnologías FMM y OMM. Y esto, en un sector tan competitivo como el de las pantallas, podría cambiar el equilibrio del mercado en cuestión de meses.
Imagina que dentro de un par de años vas a una tienda y encuentras una tele OLED de 65 pulgadas 8K que no solo tiene un brillo de escándalo y un consumo ridículo, sino que cuesta bastante menos que lo que ahora vale un modelo tope de gama. Pues justo eso es lo que podría pasar si esta tecnología despega como promete.
En resumen, TCL está afinando su jugada maestra. Han mejorado la resolución, han dado con la tecla para alargar la vida del OLED azul, han igualado tamaños de subpíxeles y han conseguido que todo esto funcione en formatos desde móviles hasta teles gigantes. Y si cumplen los plazos, pronto podríamos ver una nueva generación de pantallas más eficientes, más brillantes y, con un poco de suerte, más asequibles.
