Seamos sinceros: cada año salen siglas nuevas en el mundo de las teles. Que si QD-OLED, que si RGB LED, que si RGB Tandem OLED, que si QNED… y al final la sensación que tenemos los que seguimos esto de cerca es que parece un concurso de quién inventa el nombre más raro. Y claro, al usuario normal esto le suena a chino. Total, ¿no eran ya los Mini LED la revolución? ¿No iban los QD-OLED a jubilar a todos los demás? Pues ahora llega TCL con su SQD-MiniLED y lo primero que piensas es: “vale, otro invento más para despistar”.
Y sin embargo, si rascamos un poco, la cosa cambia. Porque aquí no estamos hablando solo de marketing: sobre el papel, esto es un salto muy serio. Lo suficientemente serio como para pensar que, aunque hoy te suene raro, dentro de unos años será el estándar y todo el mundo querrá tenerlo. El problema es que, como acaba de llegar y el nombre no ayuda nada, corre el riesgo de pasar desapercibido entre tanta sopa de letras.
Lo curioso es que precisamente TCL, que hasta hace unos años era “la marca barata”, está siendo ahora quien se atreve a cambiar las reglas de juego. Ya lo hizo con el MiniLED en 2019 y ahora con este SQD-MiniLED quiere reventar de nuevo el mercado. Y ojo, que si cumplen lo que prometen, estamos ante una revolución absoluta. Te cuento por qué.
¿Qué es exactamente SQD-MiniLED y por qué es tan importante?
Lo primero: SQD-MiniLED significa Super Quantum Dot Mini LED. Ya sé, el nombre no ayuda nada a entenderlo. Pero la clave es que TCL ha dejado atrás la fórmula de mezclar LEDs rojos, verdes y azules (como hacen los RGB MiniLED) para conseguir luz blanca. En su lugar, han creado un chip que emite luz blanca pura y luego la pasan por una capa de Quantum Dot de nueva generación.
El resultado es más simple de lo que parece: colores más limpios, más estables y, sobre todo, más fieles a la realidad. Mientras que los sistemas anteriores se quedaban en un 94-97% del espacio de color BT.2020, aquí TCL asegura que han llegado al 100% real de cobertura BT.2020. Una auténtica barbaridad que rompe la barrera que llevaba casi diez años atascada.
Y no se quedan ahí: han añadido una nueva capa llamada “Butterfly Wing Huayao” (sí, otro nombrecito) que mejora ángulos de visión, controla reflejos y hace que el panel dure más. O sea, que no es solo marketing, hay bastante ingeniería detrás.
La auténtica locura: miles de zonas y 10.000 nits de brillo
Pues según las demos de TCL, sí, y mucho. El ejemplo más bestia es el modelo de 98 pulgadas de la serie X11L, que trae nada menos que 20.736 zonas de atenuación local. Una auténtica burrada que ningún Mini LED actual se acerca ni de lejos. Esto significa negros mucho más profundos, luces más controladas y un nivel de detalle que hasta ahora solo soñábamos en LED.
Además, cada zona tiene su propio LED de luz blanca pura, lo que permite meter más zonas sin disparar el calor ni el consumo. Y con su algoritmo Mosaic, ajustan la iluminación fotograma a fotograma. Más músculo y más cerebro al mismo tiempo.
¿Y en brillo? Pues aquí sí que se han pasado de locos: 10.000 nits de pico gracias a la tecnología Brilliant XDR. Esto deja a cualquier OLED actual en pañales en términos de intensidad. Y claro, cuando combinas eso con Dolby Vision, HDR10+ o IMAX Enhanced, lo que obtienes es una imagen que no solo impacta, sino que además es precisa y consistente.
El diseño también juega
Hasta ahora, si querías un MiniLED potente, tocaba tragarte una tele bastante gordita. Con SQD-MiniLED, TCL ha logrado reducir la distancia óptica gracias a esa ruta de luz blanca optimizada y a su capa de Quantum Dot ultrafina. ¿Resultado? Una tele de solo 2 cm de grosor. Brutal.
Y además han contado con el diseñador Chris Lefteri para rematar el chasis: limpio, simétrico y con los cables bien escondidos. Vamos, que no solo promete ser una revolución en la calidad de imagen, también en el salón.
¿Por qué deberías prestarle atención aunque no te suene?
Porque esto no es solo otra etiqueta rara. Aquí estamos hablando de un salto tecnológico que realmente soluciona problemas que arrastrábamos desde hace años: color incompleto, blooming, grosor excesivo… TCL ha metido todo eso en la coctelera y lo ha resuelto con una sola jugada. Y lo mejor de todo es que no lo presentan como un experimento, sino como el futuro inmediato de sus gamas altas.
Lo digo claro: si lo que han prometido en papel se cumple tal cual en la práctica, esto va a ser un antes y un después en la historia del LED. Puede que hoy nadie sepa qué es el SQD-MiniLED, pero en unos años todos hablaremos de él como lo hacemos ahora del OLED. La revolución está servida… aunque de momento pase desapercibida.