Hay algo en los vinilos que engancha. No sé si es el ritual de sacarlo de la funda, ese sonido tan cálido que no tiene el digital, o simplemente el gustazo de ver girar el plato mientras suena tu disco favorito. Sea lo que sea, cada vez somos más los que volvemos a lo analógico. Pero claro, una cosa es querer vinilos y otra es saber qué tocadiscos pillarse.
Y aquí es donde entra Yamaha, que se ha sacado de la manga tres modelos que lo tienen todo: desde lo más moderno y conectado, hasta lo más purista y audiófilo. Lo mejor es que cada uno tiene su personalidad, su estilo, y se adapta a distintos tipos de usuarios, desde el que empieza en esto del vinilo hasta el que tiene el equipo montado como un estudio.
Y lo más importante: todos suenan de escándalo. Son de esos productos que te compras y sabes que te van a durar años, tanto por construcción como por calidad de sonido. Así que si estabas pensando en montar un rincón vinilero en casa, éste es el momento de echarles un ojo.
MusicCast VINYL 500: cuando el vinilo se vuelve inalámbrico

Este es el que más me ha sorprendido, porque mezcla lo mejor del vinilo con todo lo que uno espera de un dispositivo moderno. ¿Lo mejor? Tiene Wi-Fi. Sí, sí, Wi-Fi. Lo conectas a la red y puedes enviar el sonido a cualquier altavoz Yamaha MusicCast de la casa, sin cables, sin líos y manteniendo ese toque cálido del vinilo.
También es compatible con AirPlay2, Spotify Connect y Bluetooth, así que si un día no te apetece poner discos, puedes usarlo como fuente para tu música digital. Es un híbrido muy bien pensado, perfecto para quien quiere tener vinilos pero sin renunciar a la comodidad del streaming.
A nivel técnico, el brazo recto y la tracción por correa hacen que lea los discos con mucha precisión. Vamos, que no hay saltos ni vibraciones raras, y eso se nota en el sonido. Es limpio, natural, y muy muy agradable. Y además, el diseño es súper limpio y elegante, queda genial en cualquier salón.
TT-S303: fidelidad clásica junto con la máxima versatilidad

Si prefieres algo más tradicional, pero igual de efectivo, el Yamaha TT-S303 es tu opción. Aquí no hay Wi-Fi ni florituras modernas, pero sí una base sólida y muy bien pensada, con detalles que marcan la diferencia.
Por ejemplo, lleva un preamplificador phono integrado, lo que te permite conectarlo directamente a un amplificador o a unos altavoces activos sin necesidad de nada más. Eso le da una versatilidad brutal, ideal para setups más minimalistas o incluso vintage. Y si prefieres usar tu propio previo externo, también puedes: el phono integrado se puede desactivar.
Además, monta un brazo recto y una base rígida que minimiza vibraciones, lo que se traduce en un sonido más claro, más definido y con más cuerpo. Es decir, una opción muy seria para quien busca fidelidad sin complicaciones, y por un precio que sigue siendo muy razonable.
GT-5000: el Ferrari de los tocadiscos

Y ahora vamos con el que quita el hipo. Si eres de los que tiene el equipo montado a lo bestia, con sus monitores, su etapa de potencia y sus cables gordos como serpientes… entonces sí, el GT-5000 es lo que estás buscando. Este bicho es la joya de la corona de Yamaha.
Para que te hagas una idea: lleva un plato de aluminio de 5 kilos, con un motor bestial que gira con una estabilidad brutal. Esto hace que el sonido sea limpio, detallado y sin fluctuaciones. Cada disco suena como si lo hubieran grabado en tu casa, sin exagerar.
Además, tiene salida balanceada, lo que garantiza una señal mucho más pura y sin interferencias. El brazo corto y recto también ayuda a que la lectura del vinilo sea exacta, sin distorsiones. Y qué decir del diseño… acabado en negro piano, imponente, elegante, y con una presencia que te deja con la boca abierta.
Eso sí, no es barato: hablamos de más de 8.000 euros. Pero si tienes un equipo a la altura y quieres el mejor sonido posible de tus vinilos, este tocadiscos no tiene rival. Es para disfrutarlo con calma, con buenos discos y una copa en la mano.
Tres formas de vivir el vinilo, todas igual de válidas
Lo bonito de todo esto es que Yamaha ha pensado en todo tipo de usuarios. ¿Eres de los que quiere algo moderno, sin cables y fácil de usar? Tienes el MusicCast VINYL 500. ¿Prefieres algo más clásico pero que te dé juego en cualquier equipo? Ahí está el TT-S303. ¿Y si eres un loco del sonido y quieres lo mejor de lo mejor? Pues el GT-5000 es tu máquina.
Da igual cuál elijas, vas a disfrutar de tus discos como nunca. Se nota que Yamaha sabe lo que hace, y que no se ha limitado a sacar giradiscos por sacar. Cada uno tiene su rollo, su carácter, y todos suenan de lujo. Y además, con diseños cuidados, bien construidos y pensados para durar.
Ah, y para que lo tengas todo a mano:
- Yamaha MusicCast VINYL 500: 699 euros (IVA incluido)
- Yamaha TT-S303: 549 euros (IVA incluido)
- Yamaha GT-5000: 8.499 euros (IVA incluido)
Así que ya sabes: si estás pensando en volver al vinilo o en subir de nivel tu equipo, aquí tienes tres opciones muy distintas pero igual de válidas. Porque sí, el vinilo ha vuelto… y ha vuelto para sonar como nunca.




